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El Ayuntamiento ampliará una depuradora a costa de dos hectáreas de vivero histórico

Agua limpia a cambio de aire sucio. Éste es el dilema. El Ayuntamiento de Madrid va a ampliar en fechas inmediatas la gran depuradora de aguas, denominada Viveros, que mantiene en la margen izquierda del Manzanares. Pero la amplía a costa de arrebatarle dos hectáreas de terreno arbolado al contiguo vivero municipal de Migas Calientes, vestigio de una cornisa de huertos que envolvió Madrid durante nueve siglos y que hoy atesora apenas unos miles de árboles. Los ecologistas miran al futuro y están preocupados: sin aire limpio el agua permanecerá sucia, dicen.

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Las dos hectáreas que van a serle arrebatadas al vivero de Migas Calientes, cercano a la Puerta de Hierro y uno de los principales de Madrid, albergan seis mil plantas en depósito, 10.000 planteles arbóreos y miles de árboles de diferentes clases. Fresnos, plátanos, acer e híbridos de olmos, en distintos estadios de su silencioso crecimiento, pueblan este espacio sano de frescura. En algo más de quince meses, la ampliación de la depuradora habrá de estar consumada. Los árboles y planteles serán trasplantados a otra zona junto a la M-30. Si es que es posible. El estiaje es la peor fase botánica para su manipulación, trasplante o traslado, según expertos en jardinería.La decisión de erradicar esa masa forestal de dos hectáreas de vivero es firme. El Ayuntamiento la inserta dentro de las acciones necesarias para la financiación del Plan de Saneamiento Integral de Madrid. Un proyecto de acondicionamiento medioambiental de la depuradora y otro de tratamiento terciario para la eliminación de nutrientes y mejoras de filtración fueron presentados y aprobados en la Comisión Informativa municipal sobre Medio Ambiente celebrada el pasado 27 de julio en Madrid. Su cuantía se estableció entonces en 1.370.800.000 pesetas y fue adjudicada a Dragados y Construcciones, SA.

Juan García, portavoz de la organización ecologista Aedenat, se lamenta: "Han optado por ampliar esa depuradora a costa del vivero y hay razones para temer por el futuro de las plantas y por la invasión industrial del conjunto de esa zona, todavía verde, que el vivero municipal aún ocupa".

Los ecologistas fundamentan sus quejas en la bondad del paraje. "Los viveros del Soto de Migas Calientes fueron el primer enclave del Jardín Botánico madrileño", cuenta Juan García. "En las postrimerías del siglo XVIII se decidió trasladarlo a la plaza de Murillo. La zona donde se halla hoy ese vivero", añade García, " pertenece a una cornisa verde, de unas 200 hectáreas de huertos y frondas contigua al río, que abarcaba toda la longitud de la ribera fluvial a su paso por Madrid, desde Migas Calientes hasta la Puerta de Toledo. Desde tiempos de la ocupación árabe, en la Alta Edad Media, Madrid se alimentaba de sus cultivos", señala el portavoz ecologista. "Ese vergel ha quedado reducido a unas veinte hectáreas, y ahora comienzan a restringirlo más todavía", se lamenta.

Por su parte, Adriano García-Loygorri, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, justifica la medida: "Con la ampliación, vamos a pasar de depurar 16,8 metros cúbicos de agua por segundo, a 18 metros cúbicos". Sin embargo, ya el alcalde José María Álvarez del Manzano se felicitaba el año pasado de que Madrid depuraba sus aguas al 100%. "¿Entonces, para qué cargarse el vivero?", se pregunta Juan García.

Efluvios

García-Loygorri asegura: "Los árboles serán trasplantados a otra zona cercana, concretamente a una superficie que hay junto al Escuadrón de la Policía Municipal", en la margen izquierda de la autovía de circunvalación M-30, muy cerca del palacio de la Moncloa. Por cierto, algunos inquilinos de ese palacio han comentado que, según sople el viento, sufren o no los efluvios de los hedores de la cercana depuradora que va a ser ampliada."Ese espacio junto a la Policía Municipal es un verdadero erial", replica García.

El edil, que considera irrenunciable la ampliación, anuncia: "A largo plazo, todo el vivero será trasladado".

El concejal aprieta pero no ahoga. "En el recinto del vivero de Migas Calientes, de unas ocho hectáreas de extensión, se albergan dos chopos, dos plátanos, un pino de unos tres metros de diámetro y una acacia, todos ellos cuasi centenarios, que no son trasplantables". El concejal se compromete a respetarlos: "No los tocaremos, quedarán como están en la ampliación de la depuradora", dice. Depurar agua o generar oxígeno. Ésta es la encrucijada. El Ayuntamiento de Madrid elige primero el agua limpia. Tras el trasplante, dicen los ecologistas, habrá menos oxígeno.

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