_
_
_
_
_

El anestesista valenciano Juan Maeso usaba "indiscriminadamente" un opiáceo

El informe policial sobre la hepatitis refleja numerosas quejas por el trabajo del médico

Juan Maeso, el anestesista valenciano acusado de contagiar a más de un centenar de pacientes la hepatitis C, hacía un "uso indiscriminado" de la Dolantina, un opiáceo de uso analgésico. Así lo afirma el informe que la policía judicial ha remitdio al juez que instruye el caso. Tal informe recoge numerosas incidencias relacionadas con el trabajo de este facultativo: pacientes a los que no parecía hacerles efecto la anestesia, enfermos que se despertaban durante la intervención o enfermeras que denunciaron el excesivo interés del anestesista por cubrir las guardias en solitario.

Más información
El fiscal pide 2.212 años para el anestesista que contagió la hepatitis C a 276 pacientes

Juan Maeso, único implicado por el caso de contagio masivo de la hepatitis C de Valencia y al que se le achaca la infección de más de un centenar de pacientes, hacía un "uso indiscriminado" de la Dolantina cuando trabajaba en el Hospital Militar de Valencia (de 1973 a 1989), según consta en el informe remitido por la Policía Judicial a José Manuel Ortega, el magistrado encargado del caso.En el informe se recoge un parte emitido por un comandante médico del citado centro en el que consta que Maeso prescribió esta medicación a una enferma que, según el criterio de su superior médico, no la precisaba y, además, le estaba "totalmente contraindicada".

La policía ha interrogado también a una "parte mínima" de pacientes del total de los personados en la causa y algunos de ellos afirmaron que "no le hacía efecto la anestesia" o bien que "se despertó en el propio quirófano, justo al final de la operación". Otros enfermos manifestaron que el anestesista salía del quirófano acto seguido de ponerles la anestesia y que no lo volvían a ver.

Algunos escucharon que algunos doctores solicitaban más anestesia o avisaban de que el paciente se despertaba. Uno de los pacientes indicó que vio que cuando Maeso se disponía a inyectarle, dentro del quirófano, "se sacó la jeringuilla del bolsillo" y añadió que "luego la llevaba oculta en su mano derecha".

Respecto a las protestas promovidas por la enfermería del Hospital La Fe, los policías recogen una información facilitada por una subdirectora de enfermería, quien comunicó la existencia de quejas en dos periodos distintos, entre los años 87/88 y otra entre los años 92/93. Esta última, presentada por un grupo de enfermeras, hacía referencia al "porcentaje excesivamente alto de pacientes en relación con los efectos de la anestesia que les era aplicada por el doctor Maeso".

Guardias en solitario

Otra de las quejas hace referencia a un "cierto problema de personal" derivado por la apertura de un nuevo quirófano para el cual no existía suficiente dotación de auxiliares. El quirófano se abrió después de que Maeso "renunciara expresamente a esa dotación". La situación resultante "implicaba que durante las mañanas de los días laborables la coexistencia de varios equipos atenuaba el problema, pero no ocurría así en el caso de las noches y festivos, cuando permanecía de guardia un solo equipo". Una de las enfermeras indicó a los agentes que en dichas guardias tendría que haber dos anestesistas, pero sólo había uno, "siendo precisamente Maeso quien con frecuencia las llevaba a cabo".En el informe se constata además, la existencia de "un malestar general" entre Maeso y una parte del personal sanitario que prestaba sus servicios en reanimación, y que dio lugar a quejas y cambios de servicio. Sin embargo, según el documento policial, la gran mayoría de las personas entrevistadas "no han dudado en ensalzar la gran consideración tanto profesional como humana que les merece el doctor Maeso".

La actuación del anestesista en el Hospital Militar se inscribe, según consta en el escrito del citado oficial, dentro del "hecho comprobado" en las diversas salas del hospital "del uso indiscriminado desde hace tiempo por este teniente (Maeso) de Dolantina, hasta el punto de ser prohibido a las ATS su administración".

En enero de 1989, Maeso fue amonestado privadamente como consecuencia del parte y le fue ordenado que atendiera fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos "sólo aquellos casos en que su presencia sea requerida por el médico de guardia, retringiendo al máximo el uso de estupefacientes". El juzgado militar que instruyó estos hechos, así como algunas ausencias de la guardia por parte del anestesista, consideró que no reunían "las características tipológicas delictivas militares", puesto que Maeso no desobeció ninguna orden. El segundo hecho se concluyó con expediente disciplinario.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_