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Reportaje:

La historia inédita del Palau

El edificio modernista del Palau de la Música, obra de Lluís Domènech i Muntaner, ha sido objeto de libros y estudios, pero nunca hasta ahora nadie había escrito la historia de todo aquello que las piedras del Palau han visto a lo largo de sus 90 años de vida. El estudioso catalán de la música Pere Artís (Llorenç del Penedès, 1940) se ha sumergido en los archivos del Palau, las actas del Orfeó Català -propietario del edificio-, bibliotecas, hemerotecas y archivos particulares para contar en Pedres vives (Editorial Barcino) la verdadera vida del Palau de la Música. El libro, editado con motivo del 90º aniversario de la inauguración del Palau, revela la historia, en su mayor parte inédita, de la emblemática sala de conciertos de Barcelona. Una historia en la que los aspectos políticos pesan tanto como los musicales y en la que queda patente que tanto catalanistas, falangistas, republicanos, comunistas, franquistas y monárquicos han considerado que el Palau era el mejor lugar para dignificar los actos que organizaban, fueran políticos o musicales. "Cuando el Orfeó Català hizo construir el Palau, estaba construyendo su sede social, pero la singularidad de ese edificio, del que una vez terminado Domènech i Montaner todavía no había cobrado ni un duro, se ha comido el continente", dice Pere Artís. El autor, que había acumulado mucha información sobre la vida del Palau en los diversos libros que ha escrito sobre el Orfeó Català y el canto coral en Cataluña, ha invertido un año de trabajo para localizar toda la información para escribir este libro. "Por los documentos que había encontrado investigando para mis anteriores libros, intuia que existía mucha documentación y fotos prácticamente desconocidas y que sería muy positivo difundir lo que ha pasado en el Palau al margen del continente, es decir, del edificio como tal". Artís sigue de forma cronológica la vida del Palau, desde los primeros documentos, hace 100 años, en que el Orfeó Català expresa su voluntad de edificar una sede social, hasta la declaración del edificio como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en diciembre del año pasado, y el nuevo proyecto de ampliación con la construcción de una sala de cámara en el solar colindante que ocupa la iglesia de Sant Francesc de Paola. El volumen, de 260 páginas, cita textualmente fragmentos significativos de actas del Orfeó Català y está profusamente ilustrado. Música y política han ido de la mano a lo largo de la vida del Palau de la Música. "El primer acto político que se celebró tuvo lugar el 28 de junio de 1908, cuatro meses después de la inauguración del Palau, y fue una asamblea de Solidaritat Catalana. Desde el principio, el edificio del Palau ha tenido una dimensión mas allá de lo puramente musical. Algo que persiste a lo largo del tiempo y hasta hoy", asegura Artís. En el Palau de la Música se han celebrado actos políticos de todo signo: catalanistas, falangistas, republicanos, comunistas, franquistas y monárquicos. "Esto significa que el Palau está considerado por todos como un lugar que dignifica los actos que allí se celebran. No hay que olvidar que hacer un Palau está considerado para muchos músicos, sean clásicos o no, como un hito en su carrera", recuerda Pere Artís. En el libro, junto a fotografías de conciertos de Pau Casals, Victoria de los Ángeles, Herbert von Karajan, Raimon o Ella Fitzgerald y Duke Ellington, es fácil hallar otras imágenes de celebraciones litúrgicas: mítines de Cambó; conciertos del uniformado coro de combatientes rusos en el bando franquista; coros de las Juventudes Hitlerianas -con la esvástica colgada en el escenario-; público saludando, brazo en alto, al acabar un concierto, y actos conmemorativos de la fundación de la Falange. No considera Pere Artís que divulgar estas fotografías y los datos de celebración de actos fascistas en el Palau perjudique el prestigio de la sala. "El Palau nunca ha organizado actos políticos, son los políticos los quienes han elegido la sala y la han alquilado. Es más, en 1972, el Palau se vio obligado a acoger un mitin de Blas Piñar. Lo único que pudo hacer el Orfeó fue rechazar el dinero del alquiler y donarlo a una asociación benéfica". Para el Palau hay un antes y un después de la guerra civil española, según el autor del libro. "Cuando la tropas franquistas entran en Barcelona, el Palau se ve obligado a retirar cualquier símbolo catalanista del edificio. No se podrán volver a poner hasta la instauración de la democracia. Se le cambió el nombre por el de Palacio de la Música, al igual que el Orfeó Català es rebautizado por la autoridades políticas como Orfeón que dirige el maestro Millet. Negarse a acoger un acto fascista significaba en esos momentos el cierre del Palau y se optó por evitar males mayores. En 1945, un grupo de jóvenes capitaneado por Josep Benet desplegó una gran bandera catalana desde la claraboya del Palau. Eso le costó al Orfeó una multa de 10.000 pesetas". Pese a su identidad catalana, las autoridades franquistas nunca impusieron a ninguno de los presidente del Orfeó Català. "Albert Bastardes i Sampere accedió a la presidencia en 1935. Era un político republicano y autonomista y cuando entraron las tropas franquista en Barcelona, en 1939, presentó la dimisión de forma voluntaria pese a que su mandato no había finalizado. Evitó así que el Orfeó y el Palau fueran represaliados a causa de sus ideas políticas. Fue el propio Orfeó quien eligió a Joaquím Ranart, no marcado políticamente, para sustituirlo. El Orfeó siempre ha elegido a sus presidentes. Nunca se ha impuesto a nadie desde fuera de la entidad por motivos políticos", asegura Artís.

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