Los entierros de las víctimas marcan la vida de Irlanda del Norte
El tráfico se detuvo ayer en el centro de Belfast cuando cientos de personas pararon sus actividades para mostrar su respeto por las víctimas de la bomba que el sábado estalló en la localidad de Omagh. Una multitud se congregó ante el Ayuntamiento de la capital norirlandesa y guardó 15 minutos de silencio mientras escuchaba al alcalde, David Aldercice, leer los nombres de los 28 hombres, mujeres y niños que murieron en el atentado.
"Es el momento de pararnos y reflexionar", señaló el alcalde a los cientos de ciudadanos, católicos y protestantes, que se concentraban en los alrededores del Ayuntamiento de la capital norirlandesa.
Mientras Aldercice hablaba -flanqueado por representantes religiosos católicos y protestantes-, en Omagh se celebraban los funerales por los fallecidos en la peor matanza cometida en el Ulster en los últimos 30 años.
En todos los pueblos del Ulster se han puesto a disposición del público libros de condolencia. En la República de Irlanda se ha seguido la misma iniciativa. Además, el Gobierno de Dublín ha ordenado que las banderas de todos los edificios oficiales ondeen a media asta.
Funeral de una familia
Ayer se celebraron los primeros entierros de fallecidos en el atentado. Uno de los casos más estremecedores es el de Maura Moghanan -una niña de 18 meses-, la más joven de los tres miembros de una misma familia que murieron el sábado. Maura fue enterrada junto a su madre, Avril, quien estaba embarazada de gemelos, en un pequeño cementerio. Su abuela también murió a causa de la explosión. "Realmente estamos celebrando cuatro funerales hoy en esta iglesia", dijo Gerrard McAleer, el párroco y viejo amigo de la familia, que presidió los oficios en una pequeña iglesia abarrotada de personas. El obispo Joseph Duffy, presente en la ceremonia, tuvo un recuerdo especial para los dos españoles que perdieron la vida el sábado. "Esos españoles que confiaron en nuestra hospitalidad han visto esa confianza cruelmente traicionada. Nuestros corazones están con ellos", dijo. Duffy, quien describió el atentado como algo "profundamente malvado", recalcó que el pueblo de Irlanda del Norte debe resistirse a cualquier palabra o acción que justifique lo ocurrido.
La jerarquía católica de la República de Irlanda ha hecho un llamamiento para que el próximo sábado a las cuatro y diez de la tarde (hora española) -es decir, exactamente una semana después de la matanza-, se celebren funerales en todas las iglesias del país. La presidenta de Irlanda, Mary McAleese, y el ministro de Exteriores, David Andrews, estarán presentes el próximo sábado en la ciudad de Omagh.
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