"Los vengadores" saltan al cine entre el éxito de público y los ataques de la crítica

Con ingredientes de primera clase, en el reparto, trama y escenarios, la serie de televisión británica Los vengadores renace este fin de semana en su versión cinematográfica. Inglaterra y Estados Unidos, primeros escenarios de su estreno, responden con entusiasmo ante la nueva misión de los agentes secretos John Steed y Emma Peel, interpretados por Ralph Fiennes y Uma Thurman, contra el malvado sir August, que encarna Sean Connery. Pero mientras el público ríe a ambos lados del Atlántico, los críticos se aburren. La película se estrenó el viernes en Londres.

El estreno de Los vengadores, del realizador canadiense Jeremiah Chechik, viene precedido de gran controversia. En una estrategia publicitaria insólita, los estudios Warner lanzaron el viernes la película directamente al público sin organizar pases previos de prensa en Londres. Querían resguardarse de la oleada de críticas devastadoras sobre las superproducciones del verano y dejar que la audiencia decida por sí misma. O evitar, señaló el productor Jerry Weintraub, que los críticos ingleses se cebaran en la circunstancia de que ha sido un norteamericano quien ha resucitado esta serie de culto, de sabor exquisitamente inglés, que aún guarda un lugar especial en la memoria tanto de los aficionados como de profesionales.

Warner paga hoy caro por su arriesgada jugada. Molesta por el cambio en las reglas de juego, la crítica, al menos la británica, arremetió ayer duro contra las interpretaciones, la falta de química entre Fiennes y Thurman, las localizaciones y, especialmente, contra el guión de Don Macpherson, quien trabajó anteriormente para Oliver Stone y Steven Spielberg, entre otros realizadores cinematográficos. Sólo se salva de la carnicería colectiva a los actores secundarios, Jim Broadbent, Fiona Shaw y el humorista Eddie Izzard, entre ellos, y, por supuesto, el equipo británico de efectos especiales

"No me extraña que no quisieran que la viéramos", tituló Richard Williams la crítica que escribió para The Guardian. "Es un pastiche indigesto de la querida serie de los años sesenta", explicó en el texto. Tras recordar que tuvo que pagar unas 1.500 pesetas por la localidad, David Gritten, crítico de The Daily Telegraph, describió la adaptación de Los vengadores como "un fiasco sin gracia, un plomo sin emoción ni sorpresas". "Es un insulto para el cine", escribió el especialista de The Daily Mail, en lo que podría ser un golpe de muerte para esta producción con un presupuesto que ronda los 50 millones de dólares.

El público, de momento, se mantiene ajeno a los comentarios y llena las salas de cine de la capital británica. Algunos sospechan que algo no marcha bien -se ha prescindido de un estreno oficial con protagonistas-, pero la gran mayoría ríe los chistes e insinuaciones típicamente inglesas del diálogo, se excitan cuando Mrs Peel pone en práctica sus golpes de karate y vuelven a reir con las jugarretas del gran actor escocés Connery en su papel de malvado.

Volviendo atrás en el tiempo, al verano pasado, el equipo de Los vengadores se enorgullecía de su proyecto y hablaba incluso de una posible segunda parte mientras se enfrentaba al reto del rodaje. Sir August de Winter amenaza con congelar medio mundo -tiene una fórmula para alterar la meteorología- y los famosos espías se adentran en su cuartel general, reconstruido en los estudios Shepperton de Londres.

Estilo y ambiente

Un impecable Steel, con bombín y paraguas en mano, escapa imperturbable a una lluvia de cristales provocada por una explosión. "El guión respeta la serie original y se asemeja a una versión extendida de un antiguo episodio. Las referencias en estilo, sabor, vestuario... son las mismas", reconocía Fiennes durante el rodaje tras concluir esa escena. Mientras, su compañera se recuperaba de la supuesta osadía de interpretar a Mrs. Peel, el icono de los años sesenta que Diana Rigg explotó hasta la perfección. "Puede llegar a intimidar así que prefiero ver la película desde otra perspectiva. Es un proyecto divertido, con clase y estilo. El guión funciona como una comedia ligera en la que los sucesos serios se toman en broma y las pequeñeces parecen la cosa más seria del mundo", explicaba Thurman.

Los vengadores ha defraudado a la crítica, pero el estilo recreado, en particular el vestuario, ya ha hecho mella entre el público. El ajustado mono, que luce la escultural actriz americana, o las botas altas de cuero, recuperadas también de la serie de televisión, regresan a pasarelas y fiestas.