Protestas generalizadas sacuden la universidad pública de Brasil
El presidente de la República plantea reformar la enseñanza
La universidad pública de Brasil está en crisis. Los profesores de 52 universidades mantuvieron hasta julio un pulso con el Gobierno con una huelga ininterrumpida de tres meses. Ahora, la Universidad Federal de Rio de Janeiro lleva varias semanas ocupada por estudiantes y profesores por el nombramiento de su rector. El presidente de la República ya ha prometido una reforma de la enseñanza superior.
Estudiantes y profesores de la Universidad de Rio se oponen a la decisión del presidente de la República de nombrar rector a Paulo Renato/Vilhena.Los sondeos de opinión indican que Fernando Enrique Cardoso será reelegido como presidente de la República en octubre próximo y una de sus primeras tareas será la de enfrentarse a una reforma radical de la Universidad pública de su país. Ésta sufre una profunda crisis de adaptación y sus mejores profesores están emigrando a las privadas que les pagan mucho mejor.
Curiosamente, la Universidad de Brasil cuesta más dinero al Estado por alumno que las mejores universidades europeas. Si Alemania se gasta de las arcas del Estado 8.400 dólares por alumno, Brasil desembolsa 9.500.
¿Dónde está entonces el problema? Lo ha destacado la revista Veja, que ha dedicado un equipo a visitar las Universidades y hablar con sus protagonistas más importantes. Las Universidades públicas de Brasil, donde sólo a las federales el Gobierno dedicó este año más de seis billones de dólares, -más del índice previsto por la Constitución para el gasto total de educación- están en crisis porque, según Veja: atienden a pocos alumnos, realizan una investigación pobre y la calidad de los profesores es baja. Y añade: No hay que ser un especialista en educación para concluir que en Brasil la Universidad federal necesita una reforma de arriba a abajo.
Los profesores se quejan de su bajo nivel salarial al comparar sus sueldos con los de sus colegas de las Universidades privadas, y por ello fueron a la huelga. ¿Dónde va entonces todo ese dinero que el Gobierno dedica a las Universidades públicas, que supone un 1,1% del PIB, cifra superior a la de Francia y Alemania, que dedican sólo el 0,9?
Uno de los problemas es que dichas universidades están cargadas de profesores para pocos alumnos. Por ejemplo, para cada 1.000 estudiantes, Brasil cuenta con 111 profesores, mientras que Italia tiene 34 y España, 47. Argentina tiene 39, Chile 27 y Bolivia 23.
Mediocridad
Lo que está llevando a un empobrecimiento de la Universidad pública es, entre otras cosas, el enorme crecimiento del del personal no docente, el poco estímulo de los profesores que a veces ganan menos que los funcionarios y a quienes no repercute en su sueldo su mayor o menor formación profesional sino sólo el escalafón. En esas condiciones los profesores no se sienten animados a seguir preparándose profesionalmente. Es lo que el filósofo Jose Arthur Giannetti llama el pacto de la mediocridad. De ahí que en las Universidades haya mucho profesorado, mucho funcionario y pocos alumnos. Sólo un 11% de jóvenes en edad de ingresar en la Universidad están matriculados mientras que, por ejemplo, en Argentina el porcentaje es de 39%.Otro punto de conflicto, que es el que mantiene ocupada a la Universidad Federal de Rio de Janeiro es el del nombramiento de rectores. Brasil es el único país del mundo donde para la elección del rector votan también todos los funcionarios, que no tienen ninguna relación ni con la enseñanza ni con la investigación. La Universidad presenta una terna al Estado y es el presidente de la República quien escoge. En el caso de Rio de Janeiro, el hecho de haber elegido al tercero de la terna es lo que ha provocado la ocupación del Rectorado. Alumnos y profesores saben que la elección fue ajustada a la ley, pero piensan que el elegido debería dimitir por ética al no ser reconocido idóneo por la mayoría de ellos.
El Gobierno de Cardoso es consciente de que la Universidad pública brasileña necesita una reforma a fondo. Entre las propuestas para llevarla a cabo figuran en el Congreso una enmienda a la Constitución que concedería libertad administrativa a los rectores en las Universidades. De esa forma ellos podrían controlar el exceso de personal, crear nuevos criterios de remuneración de los profesores y trabajar para elevar el nivel de excelencia de la Universidad y prescindir, por ejemplo, de los profesores que se nieguen a investigar y a reciclarse profesionalmente.
Paradójicamente, la Universidad de Brasil es la que dedica más presupuesto a la investigación de toda América Latina, pero el nivel de dicha investigación está entre los más bajos del mundo según el ISI (Instituto para la Información Científica), que coloca a Brasil en el último puesto en una lista de treinta países encabezada por Suiza y Estados Unidos. España figura también sólo en el puesto número veinte después incluso de Irlanda.
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