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Reportaje:

Los balseros retan de nuevo al mar en su huida de Cuba

La política migratoria de EEUU y la escasez en la isla desatan el mayor éxodo desde la crisis de 1994

Las aguas del Estrecho de la Florida han vuelto a cuajarse de balseros cubanos este verano. No lo ha impedido la existencia de un acuerdo migratorio entre La Habana y Washington para deportar a los cubanos que son interceptados en altamar tratando de llegar a territorio norteamericano. Tampoco el miedo a los tiburones o a la deshidratación. Desde junio, más de 500 cubanos han salido de su país con rumbo a Miami en frágiles embarcaciones o a bordo de las lanchas rápidas de los contrabandistas de emigrantes. La cifra es la mayor desde la crisis de las balsas.Los datos son elocuentes. En tres años -desde que entró en vigor el acuerdo migratorio, el 2 de mayo de 1995, hasta el 26 de mayo de este año- las autoridades norteamericanas repatriaron a 958 emigrantes ilegales cubanos. Pero sólo en junio, julio y lo que va del corriente mes de agosto, Estados Unidos ha deportado a la isla a 250 cubanos.

Otro índice preocupa aún más, si cabe, a las autoridades norteamericanas: en estos últimos dos meses, más de 200 balseros han logrado llegar a territorio de Estados Unidos tras cruzar el estrecho de la Florida.

La mayoría, al parecer, son casos de tráfico de emigrantes. Las causas de este incremento sensible del flujo de balseros en los últimos meses son varias. La dureza de la crisis económica, la falta de cualquier tipo de perspectivas personales y de que se produzca una mejora de la situación en la isla a corto plazo, así como la elevada cantidad de cubanos que tienen parientes o amigos en Miami y la lentitud de los trámites migratorios legales, son algunas de ellas.

Desde luego, el buen tiempo de los meses veraniegos también influye en este aumento de las salidas ilegales, aunque uno de los motivos que sigue alentando con más fuerza a los balseros y a los traficantes de emigrantes a probar suerte (y muchas veces, trágicamente, a perder) es la ambigüedad y las lagunas legales de la propia política migratoria norteamericana.

Según el acuerdo migratorio firmado por Cuba y EEUU el 2 de mayo de 1995, desde esa fecha todos los cubanos interceptados en altamar tratando de entrar ilegalmente en Estados Unidos deben ser deportados a la isla.

Pero, por decisión norteamericana, el acuerdo no dice nada de los balseros que logran pisar tierra en Estados Unidos. Hasta el momento, a éstos, Washington les ha permitido permanecer en su país, algo que, según el Gobierno de La Habana, contradice el espíritu de los acuerdos migratorios.

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El último caso de balseros interceptados por el servicio de guardacostas de Estados Unidos es bastante revelador del actual estado de las cosas. Ocurrió el pasado 2 de agosto, cuando un grupo de 21 balseros cubanos, formado por 12 hombres, 5 mujeres y cuatro niños llegó cerca de Cayo Largo.

Según informaciones publicadas por la prensa de Miami, el grupo hizo el viaje en un pequeño bote y logró desembarcar en un islote, donde pasó la noche.

En un principio, el Servicio de Inmigración dijo que los balseros habían sido recogidos en el mar, por lo que, en virtud del acuerdo migratorio, serían deportados a la isla. Sin embargo, varios testigos lograron demostrar que los cubanos pisaron tierra firme en EEUU, por lo que el grupo fue finalmente trasladado al centro de detención de Krome, en Miami, donde se procesarán sus casos.

Las autoridades de EEUU investigan ahora si se trata de un nuevo caso de tráfico de emigrantes, como los descubiertos este verano. El pasado mes de junio, después de que llegasen a diversos puntos de Miami 72 balseros en menos de 48 horas, fueron detenidos en altamar dos cubanos residentes en EEUU en un barco que transportaba a 31 cubanos ilegales.

La fiscalía les acusó de formar parte de una red de contrabando de cubanos, quienes pagaban hasta 7.000 dólares por ser transportados a EEUU. Durante las investigaciones, el presidente de la organización anticastrista Hermanos al Rescate, José Basulto, fue citado por un jurado federal de instrucción del Estado de Florida para que declarase sobre supuestos contactos con los traficantes. Hermanos al Rescate es una organización privada, con sede en Miami, que, entre otras actividades, sobrevuela las aguas del estrecho de Florida en busca de balseros cubanos.

En junio pasado, las autoridades norteamericanas parecieron reconocer el sinsentido de su propia política migratoria, en la que se amparan los balseros más temerarios y los traficantes de emigrantes, al valorar la posibilidad de declarar Florida "zona de seguridad".

Esta medida limitaría las incursiones clandestinas de yates y barcos de los exiliados en aguas territoriales cubanas, lo que haría más difícil las operaciones de los contrabandistas y detendría la llegada de cubanos ilegales. De momento los balseros continúan saliendo de Cuba en un chorreo constante.

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