Arafat remodela su Gobierno, pero mantiene a los ministros acusados de corrupción
No hay cambios en el nuevo Gobierno palestino. El presidente Yasir Arafat hizo ayer público su nuevo Gabinete, en el que se mantienen los principales ministros acusados de corrupción. El equipo ministerial, sometido sin embargo a una operación de maquillaje, ha sido ampliado con 10 nuevos responsables, en su mayoría miembros activos del partido mayoritario, Fatah, aliados y defensores a ultranza de un presidente que acaba de cumplir sus 69 años. En estas circunstancias, la remodelación -largamente esperada- no puede sino defraudar.
Un año después de que el primer Gobierno autónomo palestino cayera en el descrédito, víctima de la corrupción y las irregularidades administrativas, y se viera obligado a presentar su dimisión, el presidente Yasir Arafat ha anunciado la remodelación de su Ejecutivo.El presidente de la Autoridad Nacional Palestina ha optado por un Gobierno de estricta continuidad, manteniendo a su lado a la mayoría de los ministros supuestamente corruptos, entre ellos Nabil Shaat, responsable de Planificación y Cooperación Internacional -el embrión del futuro Ministerio de Asuntos Exteriores-, o a Alí Qaasmeh, titular de Transportes, a los que se acusa respectivamente de haber instalado un servicio de calefacción en su casa con fondos del erario público y de haberse enriquecido con el contrabando de vehículos.
El viejo Ejecutivo ha sido sin embargo apuntalado con 10 nuevos ministros, en su mayoría miembros activos del partido presidencial, Fatah, y a su vez miembros del Consejo Legislativo (Parlamento), con lo que Arafat se garantiza la lealtad y la cohesión de su guardia pretoriana, pero al mismo tiempo la de la Cámara legislativa, desde la que han partido las más duras y agrias críticas por su gestión personal.
La remodelación del Gobierno palestino ha sido acogida con críticas incluso por algunos de los miembros del Gabinete, como, por ejemplo, el ya ex ministro de Agricultura Abdel Yawad Salé, quien, al verse apeado de su cartera y convertido en ministro sin cartera, ha desencadenado un ataque de ira contra el presidente Arafat.
"Insulto a los palestinos"
"Lo que ha ocurrido hoy es una broma, un insulto al pueblo palestino, y contradice todas las exigencias para luchar contra la corrupción", declaraba airado el ex ministro de Agricultura a la salida del Parlamento en Ramalá, tras el acto de votación y ratificación del nuevo Gabinete, mientras reclamaba la depuración de responsabilidades y el alejamiento de sus cargos de los corruptos.El viejo ministro parecía olvidarse, en su enfado, de que entre las corrupciones e irregularidades, nunca confesadas y aclaradas, se encuentra inmerso su propio ministerio, que misteriosa e inexplicablemente ha contado siempre con una sede extraordinaria, además de las normales de Ramalá y Gaza, en Nablús, por la única razón "estratégica" de que él vive allí.
["Creo que, cuando la gente pedía un cambio, no estaba hablando de añadir nombres a la lista. Lo que pedía era un cambio en la situación, pero lo que vemos ahora es que se ha mantenido lo que ya existía y se han añadido nuevos nombres", declaró a Reuters Hanan Ashrawi, que ha cambiado la cartera de Turismo por la de Educación Superior].
Ayer, Arafat, en un esfuerzo titánico por justificar sus nombramientos, aseguró ante los parlamentarios que "en el último año ha habido un rendimiento regular de todos los ministerios y menos errores", y responsabilizó a Israel de todos sus problemas, ya que, según el presidente palestino, "asumió el poder de un país completamente destruido por Israel, lo que hizo que empezara desde menos que cero". Dos ministerios importantes permanecen vacantes, Educación y Asuntos Religiosos, lo que parece indicar que Arafat se los reserva para sí.
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