_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

CUENTOS DE VERANO Los nuevos alquimistas (II)

(Resumen de lo publicado: El muy osado Alejandrín, también llamado Anhnáss -Anhelante Nacionalista del Sufrido Sur-, adquiere el grado de neófito en el templo de la Magna Tarea, morada secreta del bosque donde trajinan los últimos transustanciadores. Por todo recibimiento, un severo pescozón. Y la advertencia de que allí sólo preguntan los del grado máximo, los Artífices. Una decrépita escalera de caracol le hace sentir la angustiosa distancia que le separa de Ellos, y una escalofriante consigna -¡Gora la Nació e a libertade!- lo mucho que aún debe sufrir y meditar). -Dinos: -retumbó por todo lo alto la voz campanuda del vascuence- ¿No eres tú el mismo que urdió una torpe maquinación con los españolistas, allá por el 80, para desviar a los andalusíes del recto camino de su liberación nacional? Ni un terremoto hubiera causado mayor estrago en el equilibrio del azorado Alejandrín, el cual, buscando asidero, se agarró a la precaria barandilla de la escalera. Allí fueron las zozobras y los tembleques, transmitidos a todo el viejo caserón. -¡Suelta, Alex, suelta! -le conminó desde las lóbregas alturas otra voz, de inconfundible acento catalán- Ya has de tener confianza en tí mismo, hombre, y no arruinarnos el tinglado. Haciendo acopio de serenidad, el temerario andalucista se recompuso un tanto. La idea fija que llevaba en la cabeza -averiguar los métodos que convertirían su calderilla electoral en oro de alta ley, con que gobernar el Estado- aún era pronto para expresarla. Se limitó a dar un hondo suspiro, que vino a significar el reconocimiento de sus culpas. -No te preocupes, hombre -le animó una tercera voz, de marcado acento gallego- Todos tenemos o noso pecadiño original. Sin ir más lejos, yo mismo, marxista y todo, ando aquí enredado con estos dos. Ya vez. -Yo también fui marxista- esgrimió, tímidamente, el sureño. -Tú no te lo compliques más- le aconsejó el catalán. -Dejaos de monsergas. -interrumpió el irritable vascongado- Y que el neófito conteste, sin vacilaciones: ¿Qué está antes la solidaridad o la Nación? -Puesss..., ¡ay!- Un soberano capón, de aquella mano invisible, le cortó los titubeos. -¿Cuál es el último objetivo: Federalismo o Confederación? -Fede..., ¡ay!- Otra manopla le arreó en el occipucio, sin miramiento alguno. -¿Qué vale más, la paz o la Independencia? Nuestro héroe ya se protegía el cráneo con entrambos brazos. -Ascolta, Javi -medió una vez más el pragmático-, me parece que te estás pasando una mica. Esas cosas no se han de decir. Ni pensar, casi. Se hacen y basta. -Está bien. Pero muy verde me parece a mí que está éste. De momento que vaya escribiendo una plana: ¡La Nación es el oro de los pueblos! Mil veces y en castellano vil. (Continuará).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_