El Gobierno catalán admite fallos en la política contra incendios y anuncia su revisión El presupuesto para prevención disminuye desde 1995 ø Las medidas acordadas tras el desastre de 1994 no se han cumplido ø El fuego arrasó 680 hectáreas por hora
El Gobierno catalán reconoció ayer por boca del consejero de Gobernación, Xavier Pomés, la insuficiencia de sus planes y sus medios para combatir los grandes incendios forestales. Pomés admitió "errores y descoordinación" en las tareas de extinción del gran incendio del pasado mes de julio y anunció que se revisarán los planes de actuación. La oposición castigó con profusión de datos y argumentos la actuación del ejecutivo, cuyas carencias en la política forestal y en la prevención de incendios revelan, según coincidieron los diferentes portavoces, que la acción del Gobierno que preside Jordi Pujol hace aguas por todas partes y evidencia el fracaso del modelo de gobierno del pujolismo.
El pleno del Parlament iniciado ayer para debatir las causas de los dos incendios que arrasaron 27.000 hectáreas de las comarcas del Solsonès, Segarra, Anoia y Bages a mediados de julio, y la actuación de los organismos que intervinieron en su extinción, se convirtió en un varapalo para el Gobierno de Jordi Pujol. El debate, que continúa hoy, se realizó a partir de sendas intervenciones de los consejeros de Agricultura, Francesc Xavier Marimón, y de Gobernación, de tono y contenido muy distinto. La intervención de Marimón irritó especialmente a la oposición porque se centró en la defensa de la política forestal que aplica su departamento, y en particular las actuaciones orientadas a la prevención. Diversos parlamentarios tacharon la intervención de prepotente y triunfalista. La oposición de izquierda lo reprobará hoy. El consejero de Gobernación, en cambio, adoptó un tono humilde y admitió sin paliativos que la política antiincendios del Gobierno catalán da un excelente resultado cuando consigue atacar los incendios en su fase inicial, pero se ha revelado insuficiente para combatir los grandes siniestros. "El diseño de ataque para los grandes incendios en condiciones meteorológicas extremas no es bueno", admitió.Pomés explicó que el 18 de julio los bomberos realizaron, además de la llevada a cabo en Aguilar de Segarra, otras 169 actuaciones contra incendios; y el día 19, otras 151. Respecto a la retirada de 17 coches de bomberos en el frente de Aguilar de Segarra, ordenada la noche del día 19, el consejero argumentó: "Ésta no se debió a un optimismo que se nos ha atribuido, pero que no existía, sino a una obligada prudencia ante las previsiones para el día siguiente, que eran incluso peores que la de aquel día". Tras asumir la "plena responsabilidad" por esta decisión, que ha centrado las críticas de los afectados, Pomés aseguró que la magnitud del incendio era tal que "poco habrían podido hacer" de haberse quedado allí. En cambio, asumió que, efectivamente, se habían producido algunas "zonas de sombra" en la comunicación por radio entre los bomberos. Los días 19 y 20, explicó, el frente de fuego avanzó un promedio de 680 hectáreas por hora y, en algunas horas de fuerte insolación, hasta 1.000. En los momentos de mayor intensidad había 1.800 personas luchando contra el incendio y 10 hidroaviones -todos los disponibles en España, más tres procedentes de Francia- que arrojaban 20.000 litros de agua por hora. El hecho de que "este verdadero ejército", como lo calificó Pomés, fuera impotente ante el avance del incendio llevó al consejero a la siguiente conclusión: hay que desarrollar un plan de actuación contra grandes incendios y revisar el vigente Infocat y los planes municipales de emergencia. Hay que incorporar nuevas tecnologías, tanto en la fase de detección como de extinción, y hay que revisar los roles de cada una de las partes que actúan en estos siniestros. PASA A LA PÁGINA 3
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