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Marqués atribuye la sanción que le impone el PP a una lucha por el poder

"Ni nos callamos ni nos vamos". El presidente del Principado de Asturias, Sergio Marqués, fue así de contundente ante los más de 1.200 afiliados, cargos públicos, dirigentes locales y simpatizantes del PP que ayer le respaldaron en un homenaje celebrado en la playa de Permenande, a 132 kilómetros de Oviedo. Era el primer acto de apoyo a Marqués desde que el pasado jueves el Comité Nacional de Conflictos y Disciplina del PP le sancionó con ocho años de suspensión de militancia y que él atribuyó ayer a una "lucha por el poder".

Marqués confirmó que no va a dimitir y que sólo abandonará la presidencia del Principado si el Parlamento aprueba una moción de censura. El presidente asturiano volvió a desmentir que vaya a impulsar un nuevo partido político y atribuyó la crisis del PP de Asturias a "una extraña lucha por el poder". Es la primera vez que Marqués apunta una explicación del conflicto que vive el PP asturiano y que, a su juicio, obedece a las "veleidades determinadas por cómo soplen los vientos para los intereses particulares que representan determinados grupos del partido". "Esta crisis", agregó, "es un mecanismo artificial creado desde fuera de la región para satisfacer intereses que alguien tendrá que explicar por limpieza democrática".La asistencia al homenaje de ayer, tres días después de la resolución sancionadora contra el presidente del Principado, cobraba un valor de compromiso con Marqués muy superior al de los cinco homenajes que se le habían tributado con anterioridad en otras localidades asturianas. La participación en el acto de Permenande (más de 1.200 personas) duplicó a la de anteriores manifestaciones de apoyo y, aunque faltó algún alcalde significativo -participaron nueve del PP y tres independientes y otros justificaron su ausencia por estar de vacaciones-, los ediles, presidentes de juntas locales y cargos públicos presentes, se acercaron al medio centenar, amén de la presencia del Gobierno regional en pleno.

La capacidad de convocatoria que parece tener Marqués, el manifiesto malestar entre sus adeptos contra el secretario general del partido y vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos -a quien se responsabiliza del conflicto, tal y como ayer se volvió a poner de manifiesto con alusiones veladas pero inequívocas- y las constantes invocaciones del presidente asturiano durante su intervención a la valentía, el orgullo, la dignidad y los valores vernáculos -y aún su mención al inicio de una "nueva etapa en la historia de Asturias"- alimenta la sospecha de que estos actos multitudinarios pudieran acabar alentando una nueva organización política. Pero Marqués reiteró su radical rechazo a esa posibilidad: "Una infamia y quien lo propague es un infame".

Uno de los alcaldes asistentes aseguró que estos homenajes no pretenden desembocar en la formación de un partido político, sino hacer recapacitar a la dirección del PP y posibilitar un pacto que cierre la crisis. Marqués reiteró que él es un hombre del PP. "Ser popular es una forma de entender la vida. Somos del PP quienes lo llevamos en el corazón y no consideramos el partido como un mero dispensador de favores", señaló.

Sin mencionar expresamente a Álvarez Cascos, Marqués acusó al secretario general del partido de perpetrar amenazas contra quienes no se pliegan a sus deseos, en referencia a las advertencias que Cascos dirigió el pasado día 24 contra los alcaldes que apoyan a Marqués.

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