Terminaron en tablas
Facilidades no dieron muchas los novillos de Fernando Peña, para que los novilleros lucieran con brillantez su técnica y arte. Mansearon en exceso y sacaron varios una punta de genio que hacía complicada la lidia. Pusieron de su parte los diestros voluntad y no malas maneras, y al final la cosa quedó en tablas, la partida no terminaron de ganarla del todo ni los novillos ni los espadas en el ruedo iluminado.
José Montes recibió a su primero con tres largas cambiadas que alborotaron los tendidos, y con lances de distinta factura. Hizo un quite lucido por chicuelinas y dejó al novillo en suerte, muy toreramente, frente al caballo, a punta de capote airoso y eficaz. Comenzó su faena de muleta con una pedresina y muletazos variados, y después estuvo valiente ante un burel que desarrolló sentido y malas embestidas. Sufrió una volterereta al instrumentar un molinete y terminó su labor de un certero estoconazo. En su segundo, Montes se enfrentó a una res que se rajó por completo y terminó amorcillada y oscura. Lo intentó por los dos pitones en diferentes terrenos y sacó, como por debajo del albero, algún natural y el apunte de tal derechazo. La misión, más que imposible, era inverosímil.
Peña / Macareno, Barrero, Montes
EE UU, 1980 (95 m.). Dir.: Jonathan Kaplan. Int.: Richard Hatch, Kay Lenz.
Novillos de Fernando Peña, bien presentados, mansos, de juego irregular Juan Antonio Alcoba "Macareno": tres pinchazos, media -aviso y descabello (silencio); pinchazo hondo sin soltar, pinchazo hondo soltando, estocada desprendida y descabello (silencio)
José Luis Barrero, nuevo en esta plaza: estocada (petición y vuelta); pinchazo soltando, estocada tendida y descabello (silencio). José Montes: estocada caída (oreja); dos pinchazos y estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas, 31 de Julio
Nocturna. Dos tercios de entrada.
José Luis Barrero causó, buena impresión en su presentación, maneja bien el capote, tiene buen corte con la muleta y banderillea alegre y decidido, un tanto heterodoxamente, mas fácil y dispuesto.
El novillero salmantino, n su primero empezó su faena de muleta por bajo, unos doblones justos y bien dibujados. Fuera de las rayas del tercio se empleó por los dos pitones, en series de trazo desigual, natural y dejando entrever su concepción clásica a la hora de manejar los engaños. La estocada fue excelente, se dejó ver, hundió el estoque por el hoyo de las agujas y salió limpio por el costillar.
En su segundo, noble ejemplar, Barrero volvió a demostrar gusto y buen sentido, pero le faltó un punto de reposo y ligazón a la faena de muleta. Aunque en los lances de saludo con el capote dejó su mejor sabor en unas verónicas ajustadas y de buen remate, así como en el posterior galleo por chicuelinas.
Macareno, en su primero estuvo valiente y voluntarioso, ante un novillo que, se quedaba corto por los dos pitones; y en su segundo, el genio molesto de la res le planteó un problema de ardua resolución que no terminó de resolver.
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