La guerrilla de Kosovo intenta una contraofensiva en la ruta de Pec
La policía especial serbia y el Ejército yugoslavo, apoyado por carros de combate, prosiguieron ayer su ofensiva contra posiciones del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). El objetivo ahora es el bastión de Junik, donde se encuentran cercados varios centenares de guerrilleros. En la retaguardia serbia, en la ruta Pristina-Pec, reconquistada el lunes por las fuerzas militares de Belgrado, se reprodujeron rápidamente los enfrentamientos. Otro grupo del ELK atacó la comisaría de Kijevo, ubicada en dicha carretera.
Los funcionarios serbios en Pristina estaban tan entusiasmados en la noche del lunes con el éxito de la ofensiva que organizaron a toda prisa un convoy de periodistas extranjeros. La idea era viajar por carretera hasta Pec para demostrar su absoluto control militar. Pero la caravana no pudo alcanzar su objetivo. Fue atacada por elementos del ELK. La ruta está repleta de francotiradores. Fuentes occidentales, que admiten que la guerrilla sufrió el lunes un revés, aseguran que la lucha se traslada al campo y la montaña. El ataque de Kijevo demuestra que no están vencidos.
La ofensiva militar serbia tiene un objetivo muy claro: reconquistar todas las carreteras que están en manos rebeldes. Junik, cerca de Pec, es el siguiente paso. Malisevo, el bastión principal del ELK, ya ha caído, según la agencia serbia de noticias. Un diplomático occidental dice que el ELK no puede aceptar ahora una negociación. "Habrá un problema para acabar con la guerra si una de las partes se cree muy fuerte o la otra muy débil". Esto ya sucedió en Bosnia-Herzegovina.
La troika comunitaria (altos cargos de los ministerios de Exteriores de Austria, Reino Unido y Alemania) llegó ayer a Belgrado. La misión ha logrado superar la primera dificultad, la primera prueba: el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, el arquitecto de la guerra y de la paz en los Balcanes, ha aceptado reunirse con ellos en Belgrado. Su táctica, a juicio de los analistas, es explotar las diferencias entre la Unión Europea y EE UU.
La guerra de Kosovo es, ante todo, una de resistencia. La guerrilla carece de armas para mantener posiciones y el Gobierno yugoslavo carece de dinero para sostener una campaña de meses. Los militares serbios quieren el control de las carreteras y "reducir la fuerza del ELK a pequeñas bolsas que podamos dominar", según reveló ayer un oficial. Él piensa que la existencia de miles de refugiados, vagando por los caminos, les beneficia, pues dificulta cualquier contraataque del ELK. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifra en 90.000 las personas que huyen de los combates. Ninguna agencia humanitaria ha tenido acceso a la zona de lucha.
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