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Reportaje:

La senda de la liquidez

El Meff ha actuado hasta ahora como la referencia del gran mercado español de deuda pública, mejorando la liquidez y profundidad de los flujos que mueven las entidades financieras. La deuda pública española, el principal escenario de los flujos en pesetas, se negocia en tres grandes segmentos: la central de anotaciones del Banco de España; el llamado AIAF o mercado de la Asociación de Intermediarios Financieros, en el que toman parte los grandes bancos españoles, y las bolsas de Madrid, Bilbao, Barcelona y Valencia, que negocian la respectivas deudas públicas de las administraciones autonómicas. Hasta ahora, este gran mercado de deuda en pesetas se ha orientado a partir de los precios del Meff, donde sus operadores, los bancos y entidades financieras, utilizan los futuros para cubrir el riesgo de la oscilación de los tipos de interés en las operaciones al contado. Los grandes inversores, como La Caixa, el Banco de Santander y el BBV, negocian futuros a partir de las diferencias entre los tipos de interés alemán, francés, italiano y español, es decir, los futuros son el arbitraje de las diferencias entre los precios de las emisiones de deuda pública de cada país ¿Qué ha ocurrido en los últimos meses? Desde el pasado enero, la convergencia del euro ha acercado mucho las sendas de los tipos de interés de los países de la UE. Así, a medida que se acortan muchísimo las diferencias entre los tipos alemán, español y francés, el mercado se unifica, desaparece el arbitraje entre los títulos de deuda pública en monedas nacionales y toma cuerpo en la práctica un centro de futuros único para toda la UE. Pactar restricciones La tendencia apuntada con la llegada del euro parece indicar que la crisis del Meff es irreversible. De momento, la baja contratación ha provocado una caída en picado de los resultados operativos de la sociedad que gestiona este mercado. De ahí la celeridad a la hora de alcanzar un acuerdo de interconexión con París, que se presenta como la tabla de salvación. Los directivos del Meff anuncian el pacto con el Matif como una exigencia de las complementariedades que se ofrecen mutuamente una plaza como la de París, con enorme peso peso político en el conjunto de la UE, y otra como la de Barcelona, un mercado de menor importancia aunque dotado del mejor sistema informático. Haciendo oídos sordos a los cuarteles generales de los bancos que tachan de inconsistente el acuerdo, los directivos del Meff esgrimen sus condiciones para la interconexión. En opinión de Enrique Vidal- Ribas, que desempeña la dirección del área de mercado en el Meff, la red europea de futuros financieros llegará si los países pactan restricciones tendentes a favorecer la pervivencia de los mercados domésticos.

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