La rebelión por la palabra
Al hilo del Apocalipsis de San Juan, Yorgos Jimonás ha construído un tenso recitativo que viene a funcionar como contrapunto de las admoniciones que allí se formulan, obteniendo una cierta imagen especular que trata de reescribir el texto clásico desde una cierta idea de la modernidad. No sólo se da el paso, siempre arriesgado pero aquí conseguido, de concretar en la desesperación palpable el terrible rosario de abstracciones más o menos míticas del texto de referencia, sino que además se lo feminiza de tal modo que el resultado queda muy próximo a una no menos mítica reivindicación integral de la condición de la mujer, de su minusvalorado protagonismo histórico y de las amplias perspectivas que, al parecer, se abren para las mujeres a las puertas, también míticas, del tercer milenio. Todo este material, cuyo nivel de abstracción es simétrico al de la referencia que se quiere cuestionar, se resuelve en escena mediante un cuidado juego de interpelaciones de dos mujeres, que en realidad son una sola. Irene Papas interroga con desesperación airada cada afirmación mítica formulada por las mujeres del pueblo o por el coro, mientras Carmen Linares canta con su desgarro peculiar aquellas palabras que el personaje de Irene Papas todavía no se atreve o no desea pronunciar, si bien este desdoblamiento se mueve hacia una aproximación progresiva que permitirá asumir la identidad con que concluye la obra: "Tengo frío". Hay algo de freudiano en todo ello.En el montaje destacan, como es natural, la poderosa presencia escénica de Irene Papas, a la que le basta asomar por un lado del escenario para concitar todas las miradas, pese a una dicción no del todo castellana pero estremecedora en sus registros, y la rotundidad de una Carmen Linares a la que entrar en frío no le supone merma alguna. El dispositivo coreográfico de Vicente Sáez se ciñe a la exactitud de un ritualismo deliberado que muchas veces peca de frialdad y de una cierta rigidez que frena cualquier atisbo de emoción, opción sin duda consecuente con la preeminencia otorgada a las dos mujeres protagonistas. Resulta así un espectáculo bello, con altibajos en su ceremonial ritmo interno, que precisa todavía ser rodado, y que fue aplaudido durante muchos minutos cuando llegó a su final en la noche del estreno.
Apocalipsis (voz de mujer)
De Yorgos Jimonás, sobre el Apocalipsis de San Juan. Intérpretes, Irene Papas, Carmen Linares, Ángela Castillo, Cristina Perales, María José Peris, Marina Viñals, Coro de Valencia. Iluminación, Juan Gómez. Vestuario y escenografía, Yannis Metzikof. Instalación escénica, Yoko Ono. Dirección musical, Joan Cerveró. Coreografía y dirección escénica, Vicente Sáez. Dirección artística, Irene Papas. Coproducción Fundació Cinc Segles y Teatres de la Generalitat. Teatro Romano de Sagunto. Valencia, 23 de julio de 1998.
Babelia
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