Un hombre de 23 años, acusado de matar a los 3 niños quemados del Ulster

Thomas Robert Garfield Gilmour, un joven empleado norirlandés, de 23 años y sin antecedentes penales, fue formalmente acusado ayer del asesinato de los tres niños católicos quemados vivos en su casa del pueblo protestante de Ballymoney durante la ola de violencia desatada este mes por el desafío de la Orden de Orange a una prohibición de desfilar por el barrio nacionalista de Portadown.

Gilmour negó la acusación y dijo que no pertenece a ninguna de las temibles bandas paramilitares activas en el Ulster. El joven compareció ante un tribunal de Belfast 10 días después de que los hermanos Richard, Mark y Jason Quinn, de 11, 10 y 8 años, respectivamente, perecieran cuando bombas incendiarias devastaron su casa, donde vivían con su madre y su padrastro, que resultaron ilesos.Gilmour está ahora detenido en una celda de la tristemente célebre prisión de Maze y debe reaparecer ante los jueces el próximo 12 de agosto. La policía ha realizado una serie de detenciones vinculadas con el crimen que ha sacudido la conciencia de Irlanda del Norte hasta el punto de neutralizar el desafío orangista en la llamada crisis de los desfiles, que amenazaba gravemente al proceso de paz en la provincia. Esa crisis es señalada como el motivo de una serie de actos de violencia.

Factores diplomáticos han contribuido en los últimos días a distender un poco la atmósfera interna. Uno de ellos ha sido el anuncio de la visita a Irlanda del Norte y la República de Irlanda del presidente norteamericano, Bill Clinton, en septiembre. En conjunción con Londres y Dublín, Washington quiere infundir brío al proceso de paz y a la recientemente elegida asamblea legislativa autonómica.

[Una comisaría de la localidad sureña de Newry fue atacada ayer con disparos de mortero sin que se registraran víctimas, según Efe.]