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Cultura decidirá para el otoño si protege los dos hornos gemelos de AHV en Sestao

El Gobierno vasco decidirá para el otoño si declara bien cultural -y evita así el derribo- los dos hornos gemelos de AHV (Altos Hornos de Vizcaya) en Sestao, empresa que terminó su actividad industrial en 1996. El departamento de Cultura analiza los aspectos positivos y negativos de una futura protección, aunque los estudios realizados indican que la inversión económica no es excesiva -100 millones de pesetas- y sólo afectaría a un 1% de la superficie total del suelo disponible de AHV en Sestao. La empresa ha solicitado ya la licencia para el derribo.

La demolición de la cabecera de AHV, con sus hornos incluidos, ha sido defendida desde el principio por la empresa, que está en proceso de disolución tras el cierre industrial en 1996. En el otro lado, se han situado partidos políticos y colectivos como la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y la Obra Pública, que ha pedido la declaración de bien cultural a los símbolos de Altos Hornos. La pasada semana, el Ayuntamiento de Sestao recibió la solicitud de derribo y su alcalde, Segundo Calleja, aseguró que no obstaculizará la demolición. Eduardo Estrade, director de Patrimonio del Gobierno, resta importancia a estos trámites. "El hecho de que se solicite licencia o incluso que se conceda no nos resta margen de maniobra". El departamento de Cultura estudia la protección de los dos hornos de Sestao después de que el Parlamento vasco aprobase una proposición para su conservación pero siempre que no entorpeciese la implantación de actividades empresariales. Por ello, los técnicos de Cultura han examinado casos similares, como los Altos Hornos de Sagunto y otros en Alemania, "en el land del Sarre, donde ya han rehabilitado un horno similar a los gemelos de Sestao y les ha costado 100 millones, con financiación europea", afirma Estrade. El otro aspecto analizado ha sido la afección en cuanto al espacio. "La superficie total en Sestao es de más de 300.000 metros cuadrados y la conservación de los hornos supondría utilizar 2.500 metros cuadrados, menos del 1% del total. Además, están en una zona lateral y no el centro". Aunque los datos apuntan a la declaración de bien cultural, el director de Patrimonio elude las valoraciones. "El departamento no ha adoptado una postura definitiva. Además, tendremos que entrevistarnos con la empresa, porque al final es el propietario quien dice si el mantenimiento le afecta o no a sus proyectos". La protección, según Estrade, se podría ampliar a otros edificios de AHV, como las oficinas generales o el edificio Ilgner. En cuanto al horno alto, conocido como María Ángeles y ubicado en otra zona, Cultura ve más problemas por su situación céntrica en el solar y los mayores costes de mantenimiento derivados de su volumen. "De todas maneras, no hay ningún problema en protegerlo si se decide que no se explote esa parcela de terreno". Los datos del Gobierno sobre los costes de mantenimiento, que deben ser asumidos por el propietario, no coinciden con los de Altos Hornos, que ha valorado en 1.000 millones la conservación de los símbolos de la empresa. La demolición de la cabecera, vendida por cerca de 3.000 millones al consorcio británico Malone, estaba recogida en el proyecto de construcción de la acería compacta y prevé el desmontaje antes de 1999.

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