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Pamplona en imágenes

Conseguir la creación de una filmoteca navarra sería su sueño. Ayer se lo volvió a pedir a las instituciones. De momento, él, a sus 71 años, ya ha hecho bastante rescatando del olvido y la destrucción el más extenso muestrario de las imágenes cinematográficas más antiguas y desconocidas de Pamplona, entre ellas algunas de las primeras filmaciones existentes de las fiestas de San Fermín con casi cien años de antigüedad. Su trabajo obtuvo ayer una recompensa moral, el homenaje del mundo de la cultura, del cine y de sus amigos a su dedicación vital. Antonio José Ruiz, director de cine, productor y guionista, recibió de manos de Francisco Javier Alemán, director del hotel Maisonnave de la capital navarra, la reproducción de la fuente Neptuno Niño, el galardón que acredita el homenaje de toda la ciudad a uno de los precursores de su cinematografía. Con 250.000 habitantes, la Pamplona sigue siendo un pueblo grande o una pequeña ciudad que cada 7 de julio resurge en las pantallas de televisión de todo el mundo. Pero hubo un tiempo en que ésto no era así, en que nadie conocía el desmadre pueblerino que rodea las fiestas del santo morenico. O casi nadie. Porque Antonio José Ruiz, fundador del colectivo Cine Pamplona, ha dedicado muchos años de su vida "a recoger imágenes filmadas de la ciudad que estaban destinadas a la destrucción o la desaparición". Su tarea investigadora le ha permitido rescatar películas de los años veinte y treinta encontradas incluso en chatarrerías, recuperarlas con una labor artesanal y realizar nuevos montajes que garantizan su pervivencia en nuevos formatos, como la que muestra los Sanfermines de 1930 con corrida goyesca incluida. "Mi trabajo no tiene gran valor", señaló ayer, modesto. "El valor está en el material recogido por mí, en esa memoria histórica cuya destrucción se ha evitado". Autor de cuatro mediometrajes para televisión sobre la ciudad, prepara el quinto para este otoño. La serie constituye el documento audiovisual sobre Pamplona más completo que existe y en ella se recogen abundantes grabaciones antiguas. Ahora, cuando las coloridas imágenes de cualquier rincón de la fiesta llegan a raudales, el observar la Pamplona en blanco y negro de antaño, provoca una reflexión sobre cómo aquellos pamploneses de txapela y oscuras vestimentas han podido convertir a San Fermín en el actual fenómeno de masas. "Mucha de esa culpa la tiene Hemingway", recordó Jesús Tanco, "y su novela Fiesta", posteriormente llevada al cine recreando encierros y Sanfermines. Hemingway en su centenario, enterrado un 7 de julio, tarareando minutos antes de suicidarse la tonadilla Pobre de mí, pobre de mí, que ya no estaré más en las fiestas de San Fermín, escuchada por su mujer mientras bajaba las escaleras con su escopeta de caza. El fenómeno literario y mediático. "El cine y la literatura son ante todo ficción", afirma Antonio José Ruiz. Sus películas, no. Se limitan a ver la vida que fue antes de Hemingway, antes de todo esto; aunque a muchos les parezca que precisamente aquella realidad es pura ficción comparada con la actualidad. Mientras tanto, la fiesta se prepara la avalancha del fin de semana. Hasta el día de ayer 145 personas habían sido atendidas en los servicios de urgencias hospitalarias por diversos motivos. Una cifra baja comparada con las 468 personas que el pasado año habían pasado ya por el hospital en el ecuador de la fiesta.

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