Debates de altura
Suena por doquier la alegre musiquita de los telefoninos y en esta peripatética universidad de estío que son los Sanfermines se ha abierto otro debate de altura. Otro más de los muchos que enzarzan a los cien mil propios y tropecientos mil extraños matriculados en el curso 98: ¿es la telefonía móvil enemiga de unas fiestas comme il faut? Opinan los puristas que el encierro no es el mismo desde que las cámaras asaltaron la intimidad que antes tenían mozos y toros. Los puristas más depurados buscan "zonas de sombra" donde tener su experiencia iniciática con el mitológico animal. Pero según Javier Echeverría, las cámara son instrumento muy didáctico para el aprendizaje del difícil arte (arte depuradísimo, popular y universal) de "parar, templar y mandar" en la Estafeta. ¡Las cámaras pero sin abusar! La policía ha reconvenido a algunos espontáneos que, como la Andrea Caracortada de Almodóvar, provistos de un casco de ciclista empenachado con una vídeocámara, filmaban su propio souvenir de la carrera inmortalizada por Hemingway. ¡Ah, Hemingway! Ese debate es en otra aula. Pero, por Dios, no se matriculen en él si no lo han leído más que de oídas. El debate Hemingway (los Sanfermines de masas) engarza con otro de nuestros cursos: ¿la trasmisión por Internet quita o añade algo al "Ser ahí" (Dasein) de la fiesta? El profesor Echeverría (Telépolis) tendrá mucho que decir. Les adelanto que el profesor Virilio (Cibermundo, política de lo peor) hablará del tacto frente a la virtualización del conocimiento. Y el tacto nos conduce a otra discusión más: la fealdad del arte moderno. ¿Gordos de Botero en los carteles anunciadores de las fiestas o rollizas gracias de Rubens? A esta hora (la de cierre), el principal debate de altura de los Sanfermines, situado a ras de tierra, parece resuelto: el nuevo suelo de la Estafeta, ahora con adoquín y loseta, no nos ha hecho la puñeta.
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