Aznar apela a "las magnitudes europeas" para pedir subidas salariales por debajo de la inflación

El presidente del Gobierno, José María Aznar, pidió ayer más sacrificios a los trabajadores. El presidente, que acudió a la clausura de unas jornadas sobre el euro en Valladolid, reclamó "prudencia" a los agentes sociales (sindicatos y patronal) y pidió que "se fijen precios y salarios en función de las magnitudes europeas" -inferiores a las españolas en inflación- para que las empresas españolas "no pierdan competitividad". Aseguró que el Ejecutivo hará un "esfuerzo adicional" para reducir el déficit público hasta situarlo en el 1,7% del PIB en 1999.

Los tecnicismos que utilizó ayer en Valladolid el presidente del Gobierno terminaron convertidos en una llamada a la "prudencia" de los agentes sociales en la negociación colectiva, ya que, "si los aumentos salariales están desviados de los objetivos de inflación, generarán desempleo", afirmó. El jefe del Ejecutivo pidió un nuevo impulso para el diálogo y propuso potenciar los contratos a tiempo parcial o medidas de reordenación del tiempo de trabajo, con el fin de disminuir el desempleo entre jóvenes y mujeres.Dijo que "ni se puede actuar económicamente como si todavía el tipo de cambio estuviese a nuestro favor, ni echando presión o cargas sobre la política presupuestaria". Por eso, dijo, "son incompatibles" unas subidas salariales del 3,5% con un 1,8% de inflación media.

Aznar anunció que el Gobierno hará un gran esfuerzo para que el déficit público se sitúe en el 1,7% el próximo año. Para lograrlo, anunció que los Presupuestos para 1999 "serán los que tienen que ser, salvo que alguien proponga que desandemos todo el camino andado".

El presidente hizo también una llamada a la responsabilidad de las comunidades autónomas, a las que pidió un nuevo pacto de estabilidad, "de forma que todas asuman responsabilidades más firmes, tanto en los ingresos como en los gastos".

El PP, tal y como dijo Aznar, considera que deben elaborarse unos Presupuestos para el año 1999 en la línea de los de los años 1997 y 1998 por los buenos resultados obtenidos. Insiste en la moderación salarial, ya que "cada vez que se rompe se destruyen empleos".

Petición de González

Mientras Aznar hacía estas propuestas, el ex presidente del Gobierno Felipe González aseguraba en Bruselas que la flexibilidad laboral es la mejor forma para garantizar la seguridad del empleo en una economía abierta y mundializada. González precisó que no se trata de entender la flexibilidad como una mayor facilidad de despido, sino como una cuestión de mentalización de trabajadores, empresarios y del Estado para adaptarse a las nuevas circunstancias.En ese sentido, el ex presidente reclamó la creación de mecanismos de alerta rápida que permitan prevenir las crisis provocadas por una economía y una estructura social mundializada. González lamentó la ausencia de ese tipo de mecanismos al inaugurar en Bruselas unas jornadas de reflexión organizadas por el grupo socialista europeo en el Parlamento Europeo. Recordó que el 90% de los flujos de capitales "son operaciones a un plazo inferior a una semana". "Y no digo controlar, sino prevenir", matizó, informa Walter Oppenheimer.

Por su parte, el secretario general de Comisiones Obreras, Antonio Gutiérrez, pidió al Gobierno que se moje en la negociación sobre la reducción de la jornada laboral como fórmula para crear empleo. "No puede permanecer mudo y con los brazos cruzados hasta que terminen las negociaciones", advirtió.

Su homólogo en UGT, Cándido Méndez, adelantó, por su parte, que el sindicato planteará al Gobierno un paquete de reivindicaciones basado en un aumento de recursos para el Plan de Empleo de 1999, la mejora de la cobertura por desempleo y la aplicación de incentivos económicos para traducir la reducción de la jornada laboral en creación de empleo en las negociaciones sobre empleo estable que se inician el lunes.

Sobre la reducción de jornada se pronunció ayer el ex ministro de Economía Miguel Boyer en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander durante unas jornadas sobre el euro. Boyer aseguró que es "extremadamente peligroso" para el empleo forzar la jornada de 35 horas semanales por ley.