La Concha se queda sola
Los aficionados a la playa se quedaron ayer, una vez más, con las ganas. La alianza entre los aguaceros, el sirimiri, la bruma y los nubarrones hicieron que casi todo el mundo desistiera de poner un pie en la arena. La Concha (en la imagen) llegó a mostrar en algunos momentos del día un aspecto insólito a estas alturas del verano. Los tremendos vaivenes climatológicos comienzan a desanimar a quienes ya están de vacaciones. Mientras, quienes preven tomárselas en agosto cruzan los dedos para que luzca el sol.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
