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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El secuestrador

El 25 de junio tuve que comprar un diario distinto al que leo habitualmente, que es El País. Cuál fue mi sorpresa al ver en él un artículo en la sección de Andalucía en relación al secuestro del avión de Sevilla a Barcelona por una persona con problemas de salud mental. En primer lugar, y en la misma línea de opinión del psiquiatra que le atendió, Ildefonso Mateo, al que luego me referiré, el artículo, a mi manera de ver, atenta contra uno de los derechos fundamentales de las personas avalado por la Constitución, y es el derecho a la intimidad. No es posible dar la dirección, el número de miembros de la unidad familiar, número de hermanos, profesión de los mismos, estado civil de algunos, y, lo que es más grave, atreverse a diagnosticar el estado de salud mental de la familia. ¿Era terapeuta la periodista que escribía para diagnosticar? Seguramente era una persona que no tendrá la mas mínima idea del daño irreparable que puede llegar a cometer sometiendo a un grupo de personas a las miradas de los otros, a los comentarios de los compañeros de varios hermanos que cita el artículo, abogados, médicos, etc. Decía su psiquiatra en una entrevista que oí en la radio que el derecho a la intimidad de sus pacientes era fundamental para él, obvio que por ello pudo convencer al secuestrador en tres minutos, no porque sea un brujo ni una persona muy lista, sino porque Javier confiaba en él y apuesto a que previamente le había ofrecido confidencialidad, cosa que no parece formar parte de las capacidades de esta periodista, por lo que le recomiendo que no se cambie de profesión, que no diagnostique la salud mental de una familia que debe encontrase en una situación angustiosa, y en cualquier caso, si desea diagnosticar, que aprenda a no dar datos sensacionalistas e innecesarios.- María José Ariza Conejero.

Piano desafinado

Durante el mes de junio tuvieron lugar los exámenes del prestigioso Guildhall School of Music de Londres en varias ciudades españolas. La sede para el examen en Andalucía fue la academia privada de música Musicry de Jerez. Un grupo de alumnos de piano y violín nos trasladamos desde Sevilla a Jerez el día del examen y llegamos una hora antes para poder ensayar. Cuál fue nuestra sorpresa y horror al escuchar las primeras notas de piano: ¡estaba completamente desafinado, algunas notas del registro alto quedaban cogidas al tocarlas y el pedal de sordina estropeado! Al comentar esta situación inaceptable a la directora del centro, nos contestó que no se podía afinar el piano muy a menudo y, de todas formas, se podía tocar aunque algunas notas y el pedal no funcionaran. También dijo que los pianos son muy caros y la mayoría de los existentes en Andalucía son malos. Me indigno ante semejante situación. Desde mi llegada a Sevilla en 1976 he podido comprobar que el interés por la música clásica ha aumentado considerablemente. Hecho que se ve reflejado en la creación de nuevos auditorios, teatros de ópera y orquestas sinfónicas. Pero, al mismo tiempo han crecido también los deseos de aprovecharse de esta demanda, a veces de manera intolerable. En primer lugar, a una academia de música no sólo se le debe exigir contar con profesores titulados, también se supone que los instrumentos están en perfectas condiciones. En segundo, la existencia de una alternativa aparte de los conservatorios es muy positiva, pero hay que vigilar que las academias donde se imparten las clases sean profesionales y serias. ¡Que tome nota consumo! Y, por último, hay que proteger los oídos de los niños pequeños al empezar a aprender y escuchar los sonidos de un instrumento. Si los alumnos de piano de Musicry en Jerez no tienen la oportunidad de escuchar otro piano más que el que se encuentra en la academia, tendremos toda una generación de niños músicos que no sabrán distinguir entre notas afinadas o desafinadas.- .

Cocodrilo Park

Me quedo sorprendida con la crónica de El País Andalucía de 3 de julio sobre el Cocodrilo Park de Cártama. Cuando desde todos los medios de comunicación, incluido su diario, se está denunciando el tráfico de especies animales de otros países, que llegan en condiciones lamentables tras varios días de viaje atados, sin alimentación ni agua, hasta el punto de perecer muchos de ellos, y ello debido a la moda del animal exótico que fomentan los que se enriquecen con ella, resulta que se abre un parque de cocodrilos destinado al negocio turístico (que no con fines educativos o de estudio), y su propietario trae a los mayores ejemplares desde el Nilo en un viaje que dura cuatro días en los que los animales "van fajados como momias para que no gesticulen", con el morro atado, los ojos tapados y encerrados en una caja clavada, y sedados, pero conscientes. ¿Cómo se puede contar este hecho, que es abominable, a modo de anécdota? Incluso se desprende un cierto tono humorístico en el texto, cuando la noticia debería tomarse con la seriedad que merece el tema.-

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