Mucho sol y poco público en la Feria del Libro

Pasado el primer fin de semana, los temores por las dificultades que iba a encontrar la Feria del Libro de Barcelona debido a su nueva ubicación se están confirmando. La desinformación ciudadana en cuanto al nuevo emplazamiento y las elevadas temperaturas diurnas dificultan la afluencia masiva de público al recién estrenado recinto del Moll de la Fusta, aunque la variedad de actividades que ofrece el programa, especialmente las musicales, consiguieron animar el ambiente a última hora del viernes y el sábado.

Pep Duran, coordinador de las actividades, no se siente defraudado: "Ésta no es una feria para vender, sino para dar imagen". "Ya advertimos", explica Duran, "que no había que caer en el error de analizar la feria por su rentabilidad económica. Hemos realizado muchos cambios a la vez, y es lógico que estemos todos a la expectativa. Por eso la Cámara del Libro se ha dado tres años de plazo para enjuiciar los resultados. Esta edición de la feria está montada como un laboratorio, y desde ese punto de vista las previsiones son optimistas". Duran se refiere a las ofertas paralelas a las casetas, la gran novedad de este año: el envelat donde se llevan a cabo las lecturas, la plaza de Colombia (que es el país invitado), los ilustradores ambulantes y la librería infantil y juvenil, "que está llena a rebosar todo el día". "Y esa es la demostración de que la nueva filosofía funciona", añade Duran: "Más que vender libros, lo que nos interesa es despertar la afición a la lectura; por eso hay que considerar un éxito la presencia continuada de niños en las narraciones de cuentos. Claro que hay menos público que en el paseo de Gràcia, pero está más interesado". En cuanto al movimiento económico, nadie se atreve de momento a dar cifras. La mayoría de los libreros, que abonan entre 100.000 y 180.000 pesetas por módulo (excepto las casetas temáticas, de precio reducido), no dudan que van a cubrir gastos, "aunque también hay que pagar a los dependientes y contar las pérdidas por haber tenido que cerrar algún día la tienda. Pero en cuanto al espacio, que es precioso, y la promoción, funciona". Fuentes de la Cámara del Libro, organizadora de la feria, corroboran la imposibilidad de elaborar listas de ventas fiables, "dadas las muy distintas características de las casetas, desde el pequeño librero de comarcas hasta las divisiones de enciclopedias de las grandes editoriales". Algunos expositores consideran que se ha hecho una propaganda insuficiente de la feria, tanto en anuncios en la prensa y callejeros como en la misma señalización del recinto, "que debería enganchar al paseante", apuntan. El presupuesto global de la feria, según la Cámara del Libro, es de 60 millones de pesetas, contando todas las partidas. Esto incluye, por ejemplo, presupuestos costosos como la sonorización o el montaje de las carpas, que no existían en el antiguo emplazamiento. Si en algo está de acuerdo todo el mundo es en denunciar la incomodidad del pavimento: los adoquines que cubren el Moll de la Fusta causan molestias en los tobillos, traban tacones y dificultan el paso de las sillas de ruedas. El propio Pep Duran ha recibido una carta de la Vocalía de Personas con Disminución del distrito de Sant Martí quejándose por este hecho. Entre los actos celebrados hasta ahora, los que han despertado más interés han sido los conciertos del fin de semana, la lectura de Quim Monzó del domingo y la de los hermanos Miranda ayer por la tarde, así como los "paseos con cuentos" en las golondrinas (miércoles y jueves), que ya han agotado los billetes. Por otro lado, los organizadores lamentan que las bajas de última hora de algunos escritores invitados hayan generado quejas entre los asistentes. Para esta tarde (20.00 horas) está prevista una conferencia sobre literatura africana y una tertulia sobre el reciente best seller inglés El temporal perfecte, de Sebastian Junger. Mañana, miércoles, se celebrará uno de los platos fuertes de la feria, la charla entre Pere Gimferrer y Álvaro Mutis, que encabeza la delegación colombiana.