Proteger al más débil

La propia consejera de Justicia, la democristiana Núria de Gispert, ha reconocido que la mayor aceptación social de las parejas de hecho -en menor medida las homosexuales- ha sido uno de los motivos que la han impulsado a llevar adelante una ley que le ha costado más de una batalla dialéctica con algunos miembros de su propio partido. De Gispert ha tenido que calmar a las voces más críticas convenciéndoles de que la ley es "extremadamente moderada" y de que su principal objetivo es "proteger al más débil en caso de ruptura de la unión".Pese a las críticas -a las que se ha sumado con crudeza el grupo parlamentario del PP- la consejera, y por extensión el gobierno catalán, se ha ganado los elogios de la izquierda catalana y de los grupos homosexuales.

En Cataluña, la coalición nacionalista ha dado un vuelco en su postura inicial en aras del consenso, conseguido con los partidos de izquierdas, no con el PP. Acabó renunciando a presentar un proyecto de ley que incluyera todo tipo de uniones convivencionales, incluso las no afectivas, con un espíritu muy similar al proyecto de ley presentado por el PP en el Congreso de los Diputados. En Madrid, sin embargo, CiU impidió que prosperaran las enmiendas de la izquierda para que el proyecto de ley del PP incluyera sólo a las parejas basadas en una relación sentimental afectiva.