Peces, garzas y arena
La balsa de la empresa Asirosa cerca de la pequeña localidad de San José del Valle (apenas 4.000 habitantes) no es pestilente ni tiene aguas negras. Entre el líquido mezclado con barro que se usa en el circuito de lavado del sílice, utilizado posteriormente para fabricar botellas, nadan carpas y crecen juncos. En los árboles de los alrededores hasta anidan garzas. Definitivamente, no es Aznalcóllar. La pequeña empresa, que da trabajo a una veintena de personas, está ubicada en una zona privilegiada del campo gaditano con plantaciones de girasoles, maíz y hasta algún alcornocal. Cuando la retroexcavadora echó abajo una de las paredes de tierra que forman la balsa, el agua corrió cargada de arcilla sedimentada por el terreno de la propia finca de la empresa de la familia Rojas. Parte de esa agua se quedó en otra balsa situada en un nivel inferior. Otra siguió corriendo y llegó a fincas anejas (ya se han presentado algunas denuncias por daños). Lo que parece por el momento descartado es que este flujo haya llegado a contaminar el río Guadalete.
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