La crisis japonesa

Japón anuncia recortes en los impuestos por un valor de 29.000 millones de dólares para el próximo año, aunque no está claro si será suficiente para impulsar su débil economía. (...) Los polémicos recortes (...) no son de importancia comparados con al tamaño de la economía japonesa. Aún es más, incluyen recortes ya anunciados y deben analizarse con el telón de fondo de un plan de cinco años de subidas de impuestos, el primero de los cuales se llevó a cabo durante el año pasado. En aquel momento, Japón necesitaba que la gente empezara a gastar para relanzar la desgastada economía, y el aumento de los impuestos sumergió a la economía en una fuerte recesión. (. . .) Si el Partido Democrático Liberal que gobierna Japón hubiera bajado las tasas el año pasado quizás hubiera encontrado la solución. Pero ahora los consumidores están preocupados y tensos por el creciente desempleo y el descenso de la producción y están obsesionados con la necesidad de ahorrar para su jubilación. (...) Esto hace tiempo que no es un problema sólo para Japón, porque otra caída del yen haría estragos en Asia y forzaría a China a la devaluación. Los temores de Japón, que son probablemente infunda dos, acabarán una vez qué el crecimiento económico se consiga. Pero cuándo lo logrará es algo que nadie puede predecir. Depende, en parte, de que Japón recupere la confianza en sí misma como nación. Pero, sobre todo, en que recupere la confianza en sí misma para invertir.

2 de julio