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El ciclo estival del Parque del Alamillo vivirá este verano sus noches más lorquianas

El Parque del Alamillo dedicará su programación estival de este año al poeta Federico García Lorca. Una conferencia del escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, la noche del pasado miércoles, inauguró el ciclo que, a partir de la próxima semana, incluirá actividades gratuitas todos los días de lunes a viernes a las 22.00 durante julio y agosto. El Cortijo del Alamillo acogerá la programación que intenta abarcar toda la actividad creativa del autor. Desde la poesía al teatro pasando por la música el dibujo o los títeres tendrán cabida en el Veranillo del Alamillo. Rodríguez Almodóvar analizó en su conferencia la dualidad entre lo culto y lo popular que caracteriza la obra de Lorca. El escritor explicó cómo el poeta sacaba lo mejor de la cultura popular para incluirlo en su obra. Cada día de la semana se realizará una actividad. Los lunes y viernes el grupo Peter Godé hará talleres para los más pequeños. Con ejercicios de dibujo, escritura o expresión oral, y valiéndose del poema Los encuentros de un caracol aventurero, los niños conocerán al autor y su obra. Como colofón el día 3 de septiembre se representará el texto por los participantes en los talleres. Teatro de Papel subirá al escenario los martes con Nocturno. El espectáculo combina música, versos y fragmentos teatrales de Lorca en una representación que, empezando con la luna y acabando con el amanecer, tiene la noche como hilo conductor. Los miércoles el público participará activamente en las Veladillas de Federico en las que quien lo desee podrá acercarse al escenario y compartir con los asistentes un texto del autor. Para animar la concurrencia de público los organizadores han previsto la asistencia de nombres conocidos como el dramaturgo Salvador Tavora, el cantante José Manuel Soto, la bailaora Cristina Hoyos o la modelo Raquel Revuelta. Los títeres tendrán su hueco los jueves con El retablillo de don Cristóbal. Atiza Títeres provocará al público a través de la improvisación y el diálogo con la gente, reviviendo el espíritu de los guiñoles que recorrían los pueblos y que, a su paso por Fuentevaqueros, cautivaron a Lorca.

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