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Entrevista:

"Había que afrontar la realidad porque ya conocíamos nuestro techo financiero"

El pasado 12 de febrero, ante la presión de sus vicerrectores, que calificaban su gestión de "puro escaparate", Joan Martí, el rector de la Universidad Rovira i Virgili (URV), la cuarta de Cataluña por recursos y alumnado, se vio obligado a convocar elecciones anticipadas. Aunque intentó encabezar una candidatura apadrinada por un sector de Convergència Democràtica (CDC) encabezado por el consejero de Cultura, Joan Maria Pujals, Martí no encontró el apoyo necesario y tuvo que dejar libre el camino a su antiguo equipo rectoral, cuyo líder era Lluís Arola, uno de sus vicerrectores, que ahora dirige la universidad de Tarragona y Reus. Arola opina que el problema era la incapacidad del rector saliente para sanear financieramente la URV. Martí no ha dudado en proclamar a los cuatro vientos que ha sido víctima de una "conspiración". Pregunta. ¿Hubo conspiración? Respuesta. No, esto no es lo que sucedió. P. Es lo que dice Joan Martí. R. Pero no es cierto. Ha sido un largo proceso. Cuando las cosas acaban de una manera determinada, no sucede por las buenas. En la Rovira i Virgili hemos pasado por una fase de crecimiento acelerado. Desde que se crea en 1992 hasta que se aprueban los estatutos en 1995, se inician muchos estudios y se dobla el número de alumnos. Durante esta fase se van solucionando los problemas del día a día porque no hay problemas económicos graves. Tras la aprobación de los estatutos, Martí es elegido rector. El primer año seguimos con la misma tónica de crecimiento, pero a partir de 1996 empezamos a plantearnos la consolidación de la universidad después del crecimiento. Tras la llegada de un nuevo gerente nos damos cuenta de que vamos camino de una situación deficitaria y nos planteamos la necesidad de una reestructuración. Martí entendía que la manera de resolverlo era que lo solucionase la Generalitat dándonos más dinero. Pero esa vía se cerró al firmar un contrato programa por el cual quedaba delimitada la aportación económica de la Administración. Había que afrontar la realidad porque ya conocíamos nuestro techo económico. P. ¿Martí no lo vio claro? R. Empezaron las discusiones serias dentro del consejo rectoral. Lo entendíamos de formas diferentes. Nosotros pensábamos que había que hacer una reestructuración a todos los niveles de la universidad. Fundamentalmente, del capítulo de personal, que supone el 80% del presupuesto de la universidad. P. ¿Qué pensaba el claustro? R. Lo planteamos y se asumió. Otra cosa es cómo ponerlo en práctica. Es el claustro el que toma las decisiones y habrá que verlo, pero la voluntad existe. Si uno dice las cosas claras, la gente responde, porque todo el mundo quiere que esto se estabilice. P. Ahora empiezan a haber menos alumnos. ¿Cómo se plantea el futuro la URV? R. Hasta ahora nosotros llenábamos con la gente de aquí y con la que no cabía en Barcelona. Ahora ya no vendrá. Para afrontar esta situación hemos de ser solventes económicamente. Tenemos 10.000 alumnos y por demografía nos tocan 7.000, lo que es poco para mantener a flote el proyecto. Hemos de mantenernos en los 10.000, porque si no corremos el peligro de convertirnos en una universidad sólo de primeros ciclos, en una especie de college, que para nosotros no tiene sentido porque no es una universidad. P. La vinculación de Martí con CDC era notoria. ¿El nuevo equipo rectoral también? R. No. No somos de Convergència, no somos socialistas, ni de ERC. No tenemos afiliación política. No sé si Martí era militante de CDC, creo que no, pero sí que tenía una buena relación. Pero esto no quiere decir nada. Lo único que hay que entender desde la universidad es que debe haber una buena relación con el Gobierno, sea el que sea, porque administra los recursos públicos. P. ¿Cómo ha contemplado el Comisionado para Universidades lo que ha pasado aquí? R. El comportamiento del comisionado fue exquisito. No se pronunció ni influyó en nada. Se mantuvo escrupulosamente neutral. Es cierto que en la historia de las universidades catalanas no se había producido una situación de este tipo. Pero, pese a lo que diga el rector saliente y lo que diga la prensa local, no se trata de una traición ni de una conspiración. Trabajamos juntos y bien durante un tiempo, pero cuando uno discrepa lo que no vale son las lealtades discrepantes, hay que poner las discrepancias sobre la mesa. P. ¿Y los rumores sobre irregularidades contables? R. Son falsos. No era un problema de déficit. Era un problema de desestructuración presupuestaria. Su opción no era clara ni contundente. No se puede decir que hay que hacer una reestructuración de plantilla y saber que en algunos centros es absolutamente necesario porque en un cálculo de plantilla se ve que están en el 140% de lo que necesitan, y después visitar ese centro y prometerles que no va a haber problemas de plantilla. Éstas son las discrepancias. Le dijimos que íbamos por caminos diferentes, que era muy necesaria una reconversión y le pedimos que convocara elecciones anticipadas porque considerábamos que la situación había cambiado y era necesario un mandato del claustro. Esto es lo que se le planteó y esto es lo que aceptó. P. Pero Martí quiso volver a presentarse y buscó el apoyo de CDC e incluso se trajo a Pujals a Tarragona. R. En todo caso, de un sector de CDC. La Generalitat fue absolutamente neutral durante todo el proceso. Otra cosa es que un sector de Convergència diera apoyo a Martí, presionara y buscara montar una candidatura a su alrededor. El problema es que no consiguió reunir a suficiente gente de la universidad, y la comida con Pujals era un intento de forzarlo políticamente. Pero no funcionó. Al cabo de un par de días decidió retirarse. P. ¿Usted representa otro estilo respecto a Martí? R. Una manera de hacer las cosas diferente sí. Yo era vicerrector y conozco bien la universidad por dentro y ella me conoce. De una forma natural nos repartimos los papeles. La relación institucional, la representación, la hacía Martí. Yo hacía el trabajo de casa, lo que me daba una visión mucho más real de lo que estaba pasando. Es un buen sistema de funcionamiento. Si hay lealtad no hay problema. La máquina funcionaba. Creo que lo que ha sucedido se ha dramatizado de una forma mediática, mucho más que como se ha vivido desde dentro de la universidad. P. ¿Cómo definiría a la URV? R. A veces nos confunden con una universidad privada. Por indicadores somos la cuarta universidad de Cataluña. El problema es que somos una universidad heterogénea, pero esto es también una ventaja. Tenemos un poco de todo, a diferencia de las universidades de Barcelona. Representamos el nuevo modelo de universidad y es mejor para esta zona. Optamos por ser una universidad urbana, aunque fuera más caro, aunque se había propuesto hacer un campus entre Reus y Tarragona. El modelo urbano es más caro, pero funciona mejor y sirve para implicar a la universidad en el entorno socioeconómico. Debemos optar por la excelencia. Cada centro debe hacerlo en algo. Enología, aunque no será nunca una enseñanza masificada, es una singularidad que se mantiene porque es la única en Cataluña y una de las pocas de España. En el campo de la Química tenemos un gran campo abierto, tanto en el de la investigación como en la producción de técnicos de mantenimiento. En el tema de letras nos interesa mucho Patrimonio y Arqueología, pretendemos que se centre hacia el estudio del mundo antiguo. P. ¿Cómo se ha implicado la sociedad con su universidad? R. Menos de lo que debiera. La siente como suya, pero cuesta sacarle algo. Con las empresas es diferente, hay una gran relación. Pero lo cierto es que antes, cuando un recién llegado le decía a un taxista que le llevara a la universidad le llevaba a la Universidad Laboral. Ahora ya le lleva a la Rovira i Virgili. Lluís Arola Rector de la Universidad Rovira i Virgili Lluís Arola (Tarragona, 1952), director de la Escuela de Enología de la URV, vicerrector de esta universidad desde su fundación, ha sido el protagonista de una revolución de coroneles que ha derribado en las urnas claustrales al antiguo rector, Joan Martí, pese al apoyo que éste recibió de un sector de CDC encabezado por el consejero Joan Maria Pujals.

"Martí entendía que para solucionar el déficit había que pedir más dinero a la Generalitat" [CN] "El comportamiento de la Generalitat fue exquisito. No se pronunció ni influyó en nada"

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