El Caribe desvela sus secretos a través de una exposición de 43 artistas
Badajoz alojará la muestra hasta septiembre
La exposición Caribe: exclusión, fragmentación, paraíso enriquece desde una nueva y sugerente idea el concepto de ida y vuelta tan frecuente en el flujo entre España y los países iberoamericanos. Occidente busca a Curro en el Caribe y, en contraposición, el archipiélago envía por primera vez a Europa un discurso artístico tan amplio como heterogéneo. La muestra permanecerá abierta hasta el 25 de septiembre y más adelante se exhibirá en la Casa de América.
María Luisa Borrás, comisaria de la exposición, recurre al título genérico de la muestra para sintetizar su filosofía original: "Exclusión, porque son artistas excluidos del circuito comercial; fragmentación, porque para transitar de una isla a otra hay que pasar muchas veces por Miami; y paraíso, porque es la visión que el occidental tiene del Caribe". O como apunta Yolanda Wood en el catálogo de presentación: "El paraíso de largas playas de arena y cocoteros completó el fetiche comercial. Quizá por ello, con la Polaroid a cuestas, el occidental nunca quiso desde el placer turístico ver más allá del tópico".La exposición, producida por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y la Casa de América, ofrece la obra de 43 artistas caribeños. El espacio geográfico abarca Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica, Puerto Rico, Martinica, Santa Lucía, Barbados, Montserrat, Aruba, Trinidad y Tobago y Guyana.
Antonio Zaya, otro de los comisarios, insiste en el término fragmentación como realidad no sólo en lo geográfico, sino también en lo artístico: "La obra de todos ellos es un fragmento constante. Puede que sean inconscientes de ello, pero muchas veces es el reflejo de la situación en que viven. Todos los regímenes políticos imaginables conviven en este largo archipiélago donde se hablan siete idiomas".
El espacio escénico del MEAIC (levantado sobre una antigua prisión) está tomado prácticamente por la obra de los creadores caribeños en un espectacular y colorista happening colectivo. Ellos hablan de discursos poscoloniales, que es el discurso contemporáneo de Occidente, y reflejan temas como el sida o la violación de menores -que son temas contemporáneos, señala Zaya ante una sobrecogedora instalación del dominicano Jorge Pineda: se aprecian decenas de muñecas colgadas, diminutas braguitas al lado de urnas de cristal y muñecas ahogadas como denuncia de la prostitución infantil.
La obra del haitiano Édouard Duval-Carrié recrea el mundo del vudú. En ese mismo sustrato se mueve Pierre Barra, con imaginería de altares que después vende, "como aquí hacen con las vírgenes de Lourdes o el Pilar", apunta Borrás, que aclara que no es una muestra folclórica. "Hemos huido del tropicalismo. Se han buscado artistas que profundicen en la problemática y raíces de la zona. Hemos buscado en el Caribe aspectos de la modernidad que no sean imitación del occidental (porque también hay muchos), y que los temas tengan que ver con su entorno", dice.
Baile y santería
El puertorriqueño Antonio Martorel propone en su instalación un juego teatral para que el espectador se zambulla en un mar de tules. En un piso de baile al carbón, Guillermo Calzadilla y Jennifer Allora invitan también, a través de un montaje de fotorrealismo, a la participación del público en una peculiar danza. La reflexión poscolonialista marca la obra de Chris Cozier, de Trinidad, un creador poco dado a justificarse. Elementos utilizados en la práctica de la santería aparecen en la obra de Albert Chong, de Jamaica. En Transvestoy, una provocadora instalación, Charles Jusasz roba a los americanos el edificio de la Universidad de Yale, donde estudió, y lo convierte en un prostíbulo.Los comisarios de la muestra piden a los espectadores que se despojen de prejuicios "porque son obras desacralizadas, una mirada muy espontánea, sin los encuadres o las limitaciones que tenemos en Occidente".
Babelia
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