La huella de un romántico
Nadie quiere hablar de Ricardo Franco, pero su recuerdo ha estado siempre presente en el rodaje de Lágrimas negras. "Una muerte apresurada nos arrebató su lúcida mano tras la cámara, pero su huella está ahí". Su amigo y ayudante de dirección, Fernando Bauluz, se ha encargado de mantener el espíritu de esa película autobiográfica que aborda la impotencia del amor ante la locura. Franco la calificó de "romanticismo duro, aquella visión de que el amor todo lo puede, como la del caballero medieval que se lanza inúltimente a salvar a la mujer enferma, pensando que, con su amor, todo se resuelve".Con un presupuesto de 300 millones de pesetas y producida por Sogetel y Aurum, el equipo de Lágrimas negras acabó el rodaje esta semana en Portugal. Fernando Bauluz afirma que el trabajo se ha terminado sin grandes problemas, porque la película es de pequeñas dimensiones aunque de grandes contenidos. "Hasta el clima", dice, "se ha puesto de nuestro lado; aquí, donde los avatares del Atlántico son difíciles de adivinar, salía el sol cuando rodábamos para ponerse a llover nada más guardar las cámaras. Ha sido una maravilla", prosigue, "trabajar con todo el equipo, desde los actores a los técnicos; todo se ha ido resolviendo a pesar de nuestras locuras, precisamente el tema de la película".
" Y al final del rodaje, dice Bauluz, "nos seguimos haciendo la misma pregunta: Los locos, ¿sufren porque están locos o están locos porque sufren? ¿quién lo sabe?".
Y la pregunta irremediable: ¿Habéis echado de menos a Ricardo?. "Sin duda, pero de eso ya hablaremos más adelante".
Babelia
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