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ETA ASESINA A OTRO EDIL DEL PP

ETA asesina al sexto concejal del PP en un año

Una bomba oculta en un ciclomotor mata en Rentería a Manuel Zamarreño y hiere a su escolta

El concejal del PP en Rentería Manuel Zamarreño, de 42 años, casado y con dos hijos y dos hijastros (hijos de un primer matrimonio de su esposa Marisol Fernández), fue asesinado ayer por la mañana por ETA, que hizo explotar una moto-bomba activada con un mando a distancia cuando regresaba de comprar el pan en un establecimiento cercano a su domicilio, en la calle Sorgintxulo de la localidad guipuzcoana. Zamarreño es el séptimo cargo local del PP asesinado por la organización terrorista desde que el 23 de enero de 1995 abatiera de un disparo en la nuca al concejal de San Sebastián Gregorio Ordóñez. Sin embargo, seis de ellos han caído en el lapso de un año a partir del secuestro y muerte del edil de Ermua Miguel Ángel Blanco. El primer aniversario del asesinato de Blanco se cumple el 12 de julio.

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El presidente del Gobierno, José María Aznar, contestó con un escueto y firme "lo pagarán", dirigido a los asesinos, a las preguntas que los periodistas le formularon en el Congreso. El ministro del Interior, Jaime Mayor, Oreja, subrayó que los terroristas "no van a doblegar" a la democracia, y puso la muerte de Zamarreño como prueba negativa de la supuesta evolución de HB. Como en ocasiones anteriores, el lenguaje de muerte de ETA impugna las expectativas de un cambio en el entorno político de la organización alimentadas desde el nacionalismo vasco.

34 días en el cargo

El atentado, atribuible al comando Donostia, el grupo etarra más numeroso y mortífero, se produce al mes de que Zamarreño sustituyera en el Ayuntamiento de Rentería a José Luis Caso, también asesinado por ETA el pasado 11 de diciembre en un bar de Irún. Ésta es la cuarta vez que la banda terrorista utiliza el método de la bomba colocada en una motocicleta o bicicleta. La primera ocasión fue en 1980, en un atentado contra el general Fernando Esquivias Franco, en Madrid.

El edil asesinado era amigo de Caso, y tras la muerte de éste se ofreció públicamente al PP para sustituirle y acusó a los concejales de HB de Rentería de actuar como "comando de información" de ETA, imputación que le costó una querella por parte de la coalición independentista. El PP aceptó finalmente el ofrecimiento y Zamarreño entró a formar parte de la corporación el 21 de mayo. ETA sólo ha esperado cinco semanas para atentar contra él.

Sobre las 11 de la mañana, Zamarreño regresaba a pie, como hacía a diario, tras comprar el pan en un establecimiento sito a 50 metros de su domicilio, en el barrio de Capuchinos. A la altura del número 7 de la calle Sorgintxulo, un artefacto de tres kilos de explosivo, colocado en un ciclomotor aparcado en la acera, y que según un vecino había sido abandonado por un joven al menos media hora antes, fue activado con un mando a distancia desde un talud ajardinado próximo al lugar. La onda expansiva le alcanzó de lleno. Su cuerpo fue desplazado varios metros hasta quedar tendido entre dos coches, en un gran charco de sangre.

Al lado del cadáver, tiznado por la explosión y casi desnudo -sólo conservaba la ropa interior, los zapatos y el reloj-, la barra de pan que acababa de adquirir, partida en dos. Su escolta, el ertzaina Juan María Quintana, que le seguía a corta distancia, sufrió heridas de metralla de pronóstico leve y lesiones en un ojo. Durante unos instantes permaneció de pie con la cabeza completamente ennegrecida. Luego se sentó en el suelo, apoyado en un coche aparcado en doble fila, hasta que llegó la asistencia médica. Un sanitario que le atendió señaló: "Nos ha dicho que se le había adelantado la persona a la que escoltaba y que él estaba a unos cinco metros cuando explotó la bomba".

Un escúter negro

La explosión, que provocó numerosos desperfectos en los coches estacionados en las proximidades y en algunos comercios y pisos bajos, se escuchó en todo el barrio y provocó la alarma entre los vecinos. La visión del cadáver de Zamarreño, que era muy conocido en el barrio, provocó escenas de gran dramatismo en los primeros instantes y dos mujeres hubieron de ser atendidas por crisis nerviosas. Una vecina se había fijado media hora antes en el ciclomotor, del tipo escúter, de color negro, que había sido aparcado en la acera, cuando se dirigía al domicilio de su hija. Al escuchar el estruendo bajó a la calle. "Lo que he visto es terrible, he preferido no seguir mirando. Manuel estaba tendido en el suelo y había otro chico [el escolta] sentado en el suelo y apoyado contra un coche. Tenía la cara ensangrentada y parecía estar consciente".

La Ertzaintza y la Policía Municipal acordonaron inmediatamente la zona, mientras llegaban autoridades y representantes de todos los partidos democráticos. El juez de guardia tardó más de un hora en llegar y el levantamiento del cadáver no se produjo hasta la 1.30.

El alcalde de Rentería, el socialista Adrián López, que la semana pasada, cuando sustituyó en el cargo a Miguel Buen, ofreció a HB su "mano tendida" para normalizar la vida de la localidad, estaba conmocionado y apelaba a la "serenidad" para hacer frente al nuevo embate del terrorismo. Todos los corporativos de la localidad acudieron al lugar donde fue asesinado Zamarreño y posteriormente al domicilio.

María Eugenia Rico, que sustituyó al dirigente del PP Gregorio Ordóñez en el Parlamento vasco, resumía así la impotencia ante la persistencia de los asesinatos de cargos del PP: "Ahora, desgraciadamente, sólo nos queda esperar el próximo atentado".

La familia rehusó instalar en la Casa Consistorial la capilla ardiente de Manuel Zamarreño, que quedó abierta al atardecer en el tanatorio de Zorroaga, en San Sebastián. Cuatro ministros (Jaime Mayor, Rodrigo Rato, Javier Arenas y Mariano Rajoy) la visitaron ayer. El entierro se celebrará hoy a las cinco de la tarde en el barrio de Alza, donde la familia posee un panteón. Los funerales se oficiarán a las siete en la parroquia de la Sagrada Familia de la capital guipuzcoana.

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