"Le han matado por ser valiente"

No hubo escenas de histeria pero, en voz baja, la rabia, el dolor y la indignación de los vecinos eran patentes. "O se está por la paz o no se está", sentenciaba un joven, mientras otro profería insultos a media voz. Un hombre de mediana edad que conocía desde hace quince años al concejal del PP asesinado no ocultaba su impotencia: "Marisol [la esposa de Manuel Zamarreño] nos hace la limpieza todos los días. Yo siempre le decía que mejor comer un cacho de pan duro para que no pasen cosas como la que ahora ha sucedido". En los corrillos que se formaron en el barrio de Capuchinos, muchos ciudadanos comentaban: "Le han matado por ser valiente, por sustituir a Caso y por encararse a HB".Entretanto, en el domicilio familiar de los Zamarreño, en la cercana calle de Basanoaga, amigos y cargos públicos intentaron consolar a la esposa, los padres y los cuatro hijos del edil asesinado (Jon, Joseba, Naiara e Imanol, que tienen entre 12 y 24 años). Los padres y la esposa del edil asesinado mantenían una sorprendente entereza. No así Naiara, de 14 años, deshecha en llanto y que salió al portal del inmueble con un perro yorkshire terrier, para recibir el aliento de sus amigos, a los que se abrazaba desconsolada. Las reacciones entre los dirigentes políticos revelaban la misma consternación, con el añadido de un indefinido sentimiento de vergüenza por el espectáculo que los partidos están dando en el País Vasco sobre la estrategia de pacificación. El diputado general de Guipúzcoa en funciones, el socialista Guillermo Echenique, lo tenía muy claro: "Hay que retomar de una vez por todas el espíritu de Ermua y revitalizar el Pacto de Ajuria Enea".