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Entrevista:PRIMARIAS SEVILLA

"Quiero estar en el equipo, no ser el capitán"

Lourdes Lucio

Pregunta. Usted no tenía previsto presentarse a las primarias ¿Por qué dio ese paso? Respuesta. Por dos razones: porque vi que el proceso era de verdad y puedes plantear una alternativa con libertad; y porque pienso que soy una buena opción para que el PSOE gane la alcaldía de Sevilla. P. ¿Le ha perjudicado su apoyo a Borrell? R. No. Durante la campaña de las generales hubo insinuaciones de que si lo apoyaba podía ser más discutido entre los cuadros del partido para la candidatura a la alcaldía. Creo que se ha ligado esto como una operación interna que no tiene nada que ver. De lo que se trata es de buscar al mejor candidato para ganar la alcaldía de Sevilla para el partido. P. Sus compañeros no se creen que usted sólo quiera ser alcalde. R. Supongo que puede ser un problema de inseguridad, no de otra cosa. Estoy dedicado a mi trabajo en el ayuntamiento, en el Senado y en distintas áreas del partido. Trabajo formando parte de distintos equipos. Es lo que yo quiero hacer: estar y formar parte del equipo. No quiero ser capitán del equipo ni entrenador del equipo, sino miembro del equipo. P. ¿Ahora está en el banquillo? R. Estoy en el intento únicamente de conseguir la nominación como candidato y desde luego, si lo soy, mi actitud va a ser la de intentar estar todos juntos, para volver a empezar a trabajar con menos divisiones y sectarismos, más abiertos de cara a la sociedad, para ayudar a que la dirección regenere sus métodos de relación con los militantes, para que el liderazgo se base en la capacidad de elaborar propuestas y diseñar alternativas. Más en eso y menos en la capacidad o el poder de nombrar y desnombrar, de controlar y simplemente mandar. Yo creo que hace falta que se produzca un cierto cambio de cultura en las direcciones: que en vez de pensar en mandar, se piense más en dirigir y en orientar. P. Sus amigos dicen que, en el fondo, lo que usted quiere es que le quieran. R. Eso lo quiere todo el mundo. Lo que pasa es que yo me di cuenta muy joven que no te podía querer todo el mundo al mismo tiempo. Ja, ja, ja. Eso es imposible. Pero claro, que no te quiera todo el mundo, no quiere decir que no te pueda respetar la mayoría. Intento hacer las cosas sin traspasar límites para que no me pierdan el respeto ni para yo perdérmelo a mí mismo. P. Es sorprendente que una persona que ha sido secretario general del PSOE 10 años y presidente de la Junta durante seis pida respeto para su trabajo. R. Creo que la inmensa mayoría de los militantes lo respetan. Todos. Bueno..., todos no. Pero la inmensísima mayoría. Lo que pasa es que los conflictos secundarios del partido hacen que la gente esté en una posición u otra. En política se debe estar en términos positivo, proponer, estar con alguien a favor de algo. Sin embargo, se ha extendido la cultura de que se aglutina más estando contra algo o contra alguien. Eso es negativísimo, porque sólo genera en quien lo organiza y en quien los recibe, sentimiento bajitos y actitudes mezquinas. Le propondría a los compañeros que pensaran que no se trata de estar contra alguien en estas primarias, sino de estar a favor de algo: de ganar la alcaldía de Sevilla. Y si conseguimos ir trabajando así, pues, seguramente se irán superando muchas heridas y alguna poca gente que siempre están buscando un enemigo para tener gente alrededor tendrán que recomponer su actitud. P. Usted ha dicho que en Sevilla ha dos candidatos mejores que usted: Felipe González y Alfonso Guerra. ¿Incluiría a Carmen Hermosín en esa lista? R. Incluiría dentro de los mejores y lo podría votar, si se hubiera presentado, a Rafael Escuredo. Y también he pensado que si hubiera habido una candidata mujer con conocimiento, con trayectoria política y con discurso, no me hubiera presentado. Y estoy pensando en Carmeli o en Amparo Rubiales. En 1991 el mejor candidato era Manuel del Valle y el segundo en las encuestas era yo. Mientras Del Valle estuvo en la palestra yo ni siquiera le comuniqué a mi partido que había otra posibilidad. Sólo cuando dejó de estar en la palestra. P. ¿Por qué se presentó a Yáñez en el 91? R. Porque se pensaba, igual que pueden pensar algunos ahora, que con las siglas del partido y con la intención de voto del partido se gana. Y en unas municipales hay que sumar tres cosas para ganar: la intención de voto, conocimiento y reconocimiento del candidato como posible optante a la alcaldía y credibilidad del candidato como posible buen gestor de la ciudad. Uniendo esas tres cosas, se gana; si no, se pierde. En el 91 teníamos intención de voto alta y nos faltaba las otras dos. En el 95, nos faltaba la intención de voto. Ahora podemos unir las tres. P. ¿Le costó trabajo adaptarse a ser concejal? R. Sin duda. Hubo unos primeros meses que tuve que adaptarme. La gente piensa que sólo he sido presidente de la Junta y que no ha habido un hiato entre ese cargo y el Ayuntamiento. Y lo ha habido. He estado trabajando como profesor de la Universidad; era miembro del Consejo Económico y Social en calidad de experto y de un colegio arbitral que mediaba en los conflictos del metal en toda España. En esos cinco años, estaba acostumbrado a decir la última palabra en determinadas cosas y cuando llegué al Ayuntamiento vi que nunca iba a decir la última palabra y en nada. P ¿Ese tiempo se perdió a la hora de ejercer la oposición? R. No, no. La labor del partido socialista en el Ayuntamiento ha sido de impulso, no de testigo de lo que pasa. Y hemos colaborado a que ante la opinión pública se vea que el Ayuntamiento es un desmadre; que hay áreas en las que no sólo hay mala gestión sino desfachatez, como en Urbanismo o Deportes; que no se ha generado ni una sola idea grandiosa para la ciudad; y hemos conseguido que el PA aparezca como un grupo político menor susceptible de pegarse a quien sea con tal de conseguir lo que sea. Ese trabajo tiene resultados políticos hasta tal punto que el PSOE es visto como alternativa y yo soy considerado como el candidato más lógico de la alternativa. P. Y si ha logrado diluir al PA ¿por qué en su partido se critica su labor de oposición? R. En la oposición sólo grita quien no ha gobernado nunca o quien no tiene posibilidades de gobernar, porque el que se postula como alternativa siempre procura mantenerse en el nivel de la propuesta. En segundo lugar: la oposición no es sólo un mes, sino cuatro años. He intentado a lo largo de este tiempo que, al llegar a un año de las elecciones, el PA ya estuviera en una clara tercera posición para poder hacer que la confrontación fuera nítida, clara y sola con el PP. Si me hubiera dedicado a otra cosa, seguramente ahora estarían PP y PA al mismo nivel. Ahora es posible la confrontación directa PP-PSOE y creo que es más posible si soy yo candidato y más difícil si hay otro, porque volverá a producirse la confrontación entre PP y PA. P. Si gana Monteseirín ¿usted quedará anulado? R. No puede ser igual la oposición en el Ayuntamiento de Sevilla ni la del PSOE en Sevilla durante el próximo año si soy el candidato que si no lo soy. Alguien puede decir: "Eso es jugar con ventaja". Y no. Eso, simplemente, es aplicar la ventaja que se deriva de haberme quedado en el Ayuntamiento. Será difícil entrar en el debate y protagonizar el debate municipal desde fuera del Ayuntamiento durante un año. Eso puede ayudar a que vayan hacia arriba tanto el PA como el PP. No me duele en prenda decirlo, porque se lo he dicho por escrito a los militantes: corremos el riesgo de convertirnos en tercera fuerza política en Sevilla. P. ¿Con otro candidato? R. Con otro candidato. Conmigo es más seguro que vamos hacia la victoria.

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