Schröder prefiere un triángulo con Londres en vez del eje franco-alemán cultivado por Kohl
Las elecciones alemanas del 27 de septiembre han trastocado los papeles de sus principales protagonistas. Mientras el canciller Helmut Kohl está volcado en la política interior, incluso cuando parece dedicarse a la exterior, como en la reciente cumbre europea de Cardiff, el candidato del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Gerhard Schröder, se adentra en el campo internacional procurando no dar pasos en falso. Los últimos días han dado a Schröder varias oportunidades de curtirse en público en el terreno europeo, un bastión tradicional de Kohl. A juicio de los observadores, Schröder ha ganado desenvoltura, pero aún tiene mucho camino que recorrer. Para la construcción de la Unión Europea (UE), Schröder desearía sumar a Londres al histórico eje franco-alemán.En la retaguardia de Schröder trabajan hoy tanto el aparato del SPD, que lleva 16 años en la oposición, como expertos independientes como el profesor Karl Kaiser, del prestigioso Instituto de Investigación de la Sociedad Alemana de Política Exterior.
Los expertos del SPD se preparan ya para la delicada presidencia alemana prevista para el primer semestre de 1999. Schröder visitará Estrasburgo en julio, invitado por el Parlamento Europeo, y quiere viajar también a Estados Unidos, adonde ha sido invitado por Bill Clinton. Tanto el presidente norteamericano como el ruso, Borís Yeltsin, se entrevistaron con Schröder durante sus recientes visitas a Alemania.
Continuidad en el exterior
La política exterior de un gobierno vertebrado por el SPD se caracterizará por la continuidad, señalan sus portavoces. Esto supone prioridad de la política europea, continuación del proyecto de Unión Política como complemento de la Unión Monetaria y Financiera, atención a las relaciones franco-alemanas y desarrollo del vínculo atlántico con EEUU.En la práctica, la política exterior de una cancillería socialdemócrata puede verse afectada por la personalidad prágmática de Schröder y por la perspectiva nacional alemana desde la cual contempla Europa este político, que no entiende el francés y sólo domina pasivamente el inglés.
Anteayer en Frankfurt, Schröder protagonizó un mano a mano con el ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors. En el simposium Reforzar Europa en los mercados mundiales y en la política mundial, Schröder dejó claras varias cosas:
1.- El candidato socialdemócrata prefiere no entrar en polémicas sobre la reforma institucional de la UE de las elecciones. Sobre el plan Delors para democratizar la elección del presidente de la comisión, Schröder dijo que le parecía "razonable y correcto" celebrar elecciones directas y relacionarlas con el progreso en las reformas institucionales, pero expresó "dudas" sobre su puesta en práctica en 1999.
2.- El eje franco-alemán, que ha cultivado Helmut Kohl, puede transformarse en triángulo para dejar un lugar al Reino Unido. Schröder cree que hay "oportunidades no suficientemente utilizadas en el pasado" en las relaciones con Londres. Siendo ya candidato, Schröder ha visitado al jefe del Gobierno francés Lionel Jospin y al primer ministro británico Tony Blair. Con Blair, a diferencia de con Jospin, Schröder ha hablado varias veces por teléfono, según una fuente de su equipo.
3.- En la subsidiaridad, la resolución de los problemas de la UE al nivel más bajo posible, tema que hoy plantea vehementemente Kohl, Schröder considera que son necesarias mayores competencias regionales en temas como el reflotamiento de pequeñas empresas con dificultades económicas a base de subsidios públicos, para los que hoy necesita permiso de Bruselas.
4.- Con respecto a la ampliación de la UE al Este, Schröder quiere aplicar a los nuevos socios largos plazos de acceso al mercado del trabajo, como en su díaa España. Para garantizar el empleo en Alemania, prioridad básica de Schröder, el candidato defiende la introducción de exigencias mínimas, para que los empresarios alemanes no se sientan tentados por condiciones más ventajosas de asentamiento en otros países.
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