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Luzuriaga con Ortega

Ya están juntos otra vez el maestro y el discípulo: son los amigos. Una corriente poderosa los unió desde el año 1912 hasta el final. Lorenzo Luzuriaga, el pedagogo, el reformador. Y José Ortega y Gasset, el filósofo, el maestro. Luzuriaga le había dicho adiós a Ortega en Caracas, en 1956, honrando su memoria con una célebre conferencia: "Las fundaciones de Ortega y Gasset". Él mismo moriría poco después, en 1959. Ahora, cuarenta años después, Isabel Luzuriaga, la hija del pedagogo, acaba de hacer entrega de su legado a la Fundación Ortega, en Madrid.Ahí está, por ejemplo, la colección casi completa del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, la revista tan querida en la que Lorenzo Luzuriaga ejercitaría las primeras armas de la crítica: el BILE. El hontanar de la modernización de España. Colección de su biblioteca personal, con los ejemplares leídos, subrayados y manoseados por él. He ahí la materialización de uno de los pilares que conformaron su trayectoria intelectual, política y profesional: el institucionismo. Las huellas vivas de Giner de los Ríos y de Manuel Bartolomé Cossío. Y el trabajo común con Simarro, Altamira o José Castillejo.

En la Fundación Ortega está también el repertorio de las colaboraciones en el semanario España, en el diario El Sol y en el El Socialista. Artículos publicados entre los años 1914 y 1921 principalmente. Incansable y densísimo trabajo de concienciación y de agitación, escritos de combate, demostración de militancia política socialista. Luzuriaga estaba en la Escuela Nueva de Núñez de Arenas y en la Liga Española de Educación Política, de Ortega. Y redactaría entonces importantes documentos de política educativa para el Partido Socialista Obrero Español.

Así quedan configuradas sus tres grandes influencias hasta 1936: institucionismo, orteguismo y socialismo. Y será fiel a las tres hasta el fin. Recordará a los grandes maestros institucionistas en su libro La ILE y la educación en España y a José Ortega y Gasset en La educación de nuestro tiempo -publicaciones de 1957-. Su militancia política partidaria pasaría a un discreto segundo plano al iniciar la publicación de la que sería revista de su vida: la Revista de Pedagogía, que aparecerá ininterrumpidamente entre 1922 y 1936. Y aquí está también, en la fundación, la colección personal de la obra conjunta de Lorenzo Luzuriaga y su esposa, María Luisa Navarro, profesora especialista en la educación de sordomudos.

Así como está igualmente su abundantísimo epistolario. Cartas espléndidas de Américo Castro, Blas Cabrera, Jiménez de Asúa, Roger Cousinet, Adolphe Ferrière, María Montessori, Luis Santullano, Amado Alonso, familia De los Ríos, familia Ortega y tantos otros. Todo un fresco para el análisis y el mejor conocimiento de aquella época turbulenta del exilio y la II Guerra Mundial. Se deja sentir en ellas la dureza -pero también las ilusiones inmarchitables- de aquellos años. Se siente la amargura del exilio, pero también la tenacidad de un trasterrado que nunca quiso rendirse ni abdicar de sus ideas.

Una obra pedagógica, la de Lorenzo Luzuriaga, que tiene su plena implantación en la España de aquel primer tercio de siglo y que luego se prolonga con fuerza e intensidad en la vasta experiencia del exilio americano. Estos documentos de la Fundación Ortega son un ordenado regalo para investigadores, lectores y curiosos de la historia de este siglo en España.

Herminio Barreiro es profesor titular de Historia de la Educación en la Universidad de Santiago de Compostela.

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