La ONU proyecta rechazar a un tercio de los aspirantes a votar en el Sáhara
La identificación de los votantes potenciales en el referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental avanza a marchas forzadas, pero un escollo prácticamente insalvable, las divergencias entre Marruecos y el Frente Polisario sobre el registro de unos 65.000 posibles electores, amenaza de nuevo con retrasar o incluso dar al traste con la consulta prevista para el 7 de diciembre.La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), anunció el pasado lunes desde El Aaiún que había identificado a 127.472 saharauis, pero fuentes diplomáticas que siguen de cerca la labor de la ONU aseguran que sólo dos tercios de ellos cumplen al menos una de las cinco condiciones previstas para poder votar.
Durante las entrevistas que celebraron con representantes de Naciones Unidas, buena parte de los aspirantes desestimados para ser electores fueron incapaces de dar el nombre de algún pueblo o ciudad del antiguo Sáhara español. El dato del alto porcentaje de rechazados, que la Minurso considera secreto, pone de relieve que el censo electoral que está elaborando se ajusta bastante al que España efectuó poco antes de abandonar la colonia en 1975: unas 74.000 personas.
Otros 35.000 electores potenciales, que todas las partes están de acuerdo en someter a la identificación, serán examinados en las 18 oficinas abiertas por la ONU de aquí al mes de agosto, pero entonces, prevén las mismas fuentes, estallará la crisis.
Rabat pretende que, a partir del verano, se proceda a la identificación de otras 65.000 personas pertenecientes a tres tribus que no vivían en el Sáhara porque, según alega, el colonialismo español les obligó a marcharse. El Polisario se niega a ello y Naciones Unidas tampoco parece muy proclive a examinarlos.
En ese momento, los preparativos del referéndum se encontrarán en un callejón sin salida al que la colonia diplomática extranjera en Rabat solo ve tres salidas. La primera, la menos probable, es que Rabat rompa la baraja y, para legitimar su presencia en el Sáhara, organice por su cuenta un plebiscito en el que la mayoría de los votantes se pronunciaría por seguir formando parte de Marruecos.
Solución Baker
En la segunda hipótesis, el ex secretario de Estado norteamericano James Baker, que ya reunió a las partes enfrentadas el año pasado en Houston, volvería a convocarlas. Sería muy difícil que de ahí saliese un acuerdo para seguir adelante con los preparativos, pero sí se podría pactar una ruptura no traumática.Cabe, por último, la posibilidad que Rabat manfieste su buena voluntad. Sin embargo, las tribus afines a Marruecos y en cuyas filas han sido ya identificados electores podrían anunciar entonces su negativa a participar en la consulta sin sus «otros hermanos saharauis», es decir las tres tribus objeto de polémica.
Estos presagios pesimistas hacen temer a las diplomacias española, francesa y norteamericana que no habrá referéndum. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, no ha tirado todavía la toalla, pero ya ha dado a entender que los problemas que emergen obligarán a aplazar la consulta hasta principios de 1999.
El conflicto sahariano ha causado estos últimos tiempos varios quebraderos de cabeza al Gobierno marroquí. No ha logrado, por ejemplo, la expulsión de la República Árabe Saharaui Democrática de la Organización para la Unidad Africana. El viceministro de Exteriores británico, Derek Fatchett, ha criticado también a Rabat por su falta de cooperación con la labor de identificación. Amnistía Internacional ha vuelto, por último, a pedir explicaciones en su último informe sobre unos 500 saharuis dados por desaparecidos entre 1964 y 1987.
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