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Borrell acusa a Aznar de jugar un "paupérrimo papel" en Europa y éste lo tacha de catastrofista

El portavoz del Grupo Socialista, José Borrell, acusó ayer al presidente del Gobierno, José María Aznar, de jugar un "paupérrimo papel" en Europa que estaría "a la altura de la decepción" que ha representado, en su opinión, la Cumbre Europea de Cardiff. Aznar negó que la cumbre tuviese otros propósitos que los que se han conseguido y tildó de catastrofista la postura de Borrell aunque cuidando de no mencionarle ni una sola vez por su nombre, ni tampoco dirigirse expresamente al grupo parlamentario socialista. Aznar destacó que en Cardiff se ha dado un paso adelante "en cómo lograr a escala europea crecimiento y empleo", además de prestar atención al medio ambiente, a la lucha contra la droga y el crimen organizado. La mayoría de los portavoces subrayaron la falta de acuerdos sustanciales en la cumbre europea.

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El "efecto ninguneo"

El debate de ayer era el primero en el que intervenía Borrell como portavoz socialista, tras el del estado de la Nación, para enfrentarse a Aznar. El diapasón que eligió el candidato socialista a la presidencia del Gobierno fue fundamentalmente político. Hubo alusiones a cifras y porcentajes, pero muy marginales, de forma que desde el arranque de su discurso, que Borrell llevó escrito, trató de asestar golpes políticos a su adversario.Para hacerlo decidió descalificar la cumbre de Cardiff. "Ha sido, en el mejor de los casos, un consejo de transición entre el euro y el desconcierto sobre cómo avanzar en la construcción europea". O bien: "Cardiff aparece como el consejo de la impotencia". Borrell subrayó que se ha aplazado la reforma institucional y no ha habido compromisos "sobre las políticas futuras de cohesión ni sobre las perspectivas financieras".

Como conclusión de la cumbre, Borrell apuntó que "parece haberse forjado un eje franco-alemán, con el asentimiento tácito británico, para limitar el proceso de construcción europea a la Unión Monetaria".

Hecho este diagnóstico, Borrell pasó a los reproches internos, hacia el Gobierno y hacia el propio Aznar. Según él, en Cardiff no se ha resuelto ninguno de los problemas que preocupan a los productores de aceite de oliva, ni a los que pueden perder ayudas comunitarias por el recorte de fondos estructurales y, añadió, se sigue cuestionando el derecho de España a los fondos de cohesión. Por lo que concluyó: "Creemos que nuestra posición nacional es más débil ahora que hace unos meses". Además, acusó a Aznar de pasividad ante los riesgos que supone la entrada en el euro, de perder "un tiempo precioso" en la pura "autocomplacencia" y apuntó que en las conclusiones de Cardiff "aparece una mayoría emergente en contra de las posiciones españolas".

Borrell contrapuso lo ocurrido en Cardiff con la cumbre de Edimburgo. Le recordó a Aznar su acusación de "pedigüeño", que dirigió al entonces presidente del Gobierno, Felipe González, y que en aquella ocasión se consiguió multiplicar por dos los recursos para España, por lo que aseguró: "Ahora no puede usted conformarse con que nos dejen como estábamos con el Gobierno socialista".

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Fondos de cohesión

Muy al principio de su intervención, Borrell le había ofrecido a Aznar consenso y colaboración y le lanzó la primera gran andanada al decirle que puede defender la construcción política de Europa "sabiendo que tiene segura la retaguardia" porque, afirmó: los socialistas "no le acuchillaremos por la espalda como hizo usted cuando un Gobierno de España, socialista, peleaba en Edimburgo para conseguir los fondos de cohesión". Borrell acusó a Aznar de resucitar "un modelo de construcción europea que había desaparecido desde que la señora Thatcher perdió el poder" y le aseguró que "la derecha europea, sus colegas ideológicos, están pidiendo menos Europa cuando lo que hace falta es más Europa". Aznar, en su réplica, insistió en su oferta de diálogo y, sin mencionar al portavoz socialista, le señaló las que a su juicio pueden ser contradicciones de futuro, ya que si en las próximas elecciones alemanas ganan los socialdemócratas, podría formarse un frente, junto con Austria, Suecia y Holanda, países con gobiernos socialistas y muy reticentes a mantener los fondos estructurales y los de cohesión. Aznar dijo que si eso sucede será el momento de que el PSOE explique si se alinea en Europa por cuestiones ideológicas o por intereses nacionales.Julio Anguita fustigó el Consejo Europeo de Cardiff porque, a su juicio, no ha hecho sino ahondar la política neoliberal, obsesionada con la moneda única y sin ninguna perspectiva de unión política lo que, en su opinión, perjudicará a España.

Joaquín Molins, en nombre de CiU, admitió abiertamente que la cumbre de Cardiff había dado poco de sí porque "sus conclusiones han sido pobres en contenido", aunque subrayó que el semestre de la presidencia británica ha estado lleno de acontecimientos importantes para la construcción europea. Se refirió a la ampliación de la UE y pidió que antes se profundice en la construcción política.

Pero, sobre todo, advirtió de los "tiempos difíciles" que se avecinan para España dentro de la Unión, y aprovechó ese momento para resaltar que es necesario, por encima de todo, el consenso. Aquí lanzó un reproche a Aznar ya que, según afirmó, el presidente de gobiernos anteriores, en clara referencia a Felipe González, había convocado a los representantes políticos para comentar los proyectos europeos, algo que, subrayó, no se ha "hecho en los dos años de esta legislatura". Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV, encontró en la situación de Alemania, por la proximidad de sus elecciones, el telón de fondo de toda la cumbre de Cardiff. En su opinión, el Gobierno "ha ganado tiempo" pero, en realidad, "sólo se han aplazado los problemas que nos acechan". José Carlos Mauricio, portavoz de Coalición Canaria, pidió al PP y al PSOE que abandonen políticas partidistas y busquen con todos los demás grupos el consenso para afrontar el futuro inmediato de España en la UE.

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