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CUENTA ATRÁS EN LOS BALCANES

Rusia llama a consultas a su embajador en la OTAN en respuesta a las maniobras

Borís Yeltsin quiere que Slobodan Milosevic se sienta como en casa en Moscú. El presidente yugoslavo, que hoy se entrevistará con el líder del Kremlin, será presionado para que ceda en el conflicto de Kosovo, pero se verá tratado como aliado, no como enemigo. Por su parte, el ministro ruso de Defensa, Ígor Serguéyev, se declaró ayer engañado por la OTAN, ya que, según él, se ha encontrado al regresar a su país con que la Alianza iniciaba unas espectaculares maniobras de advertencia a Belgrado de las que nadie le dijo nada mientras se reunía en Bruselas con los mandos del pacto defensivo occidental.

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Serguéyev afirma que discutió el problema de Kosovo en la sede de la OTAN y quedó claro que es prioritario «intentar resolverlo por medios pacíficos». De ahí su irritación al saber que se habían iniciado las maniobras. «Como soldado», aseguró tras entrevistarse con el jefe del Estado Mayor norteamericano, Henry Shelton, «estoy acostumbrado a valorar la honestidad en la gente. No puedo comprender por qué me trataron así». (Fuentes diplomáticas de la OTAN citadas por France Presse, sin embargo, aseguran que Rusia estaba al corriente de las operaciones.) El presidente ruso tensó ayer aún más la cuerda: llamó a Moscú a su máximo representante militar en la OTAN, el general Víktor Zavarzin, y dejó que se interpretase que se trata de una respuesta fulminante a las maniobras. (Fuentes militares de la OTAN aseguraron ayer que el regreso estaba previsto desde hace mucho, dada la expiración de su visado en Bélgica, informa France Presse desde Bruselas.) Yeltsin, como en la última crisis entre la ONU y el dirigente iraquí, Sadam Husein, defiende una alineación de la política exterior independiente de la del resto de las potencias mundiales. Y, como entonces, dirige todos sus esfuerzos a evitar un ataque internacional, en este caso contra objetivos militares serbios. No llega tan lejos como para defender la actitud de Belgrado, pero sí rechaza las sanciones económicas y los bombardeos masivos hasta agotarse la negociación. Además, el presidente ruso sostiene que Kosovo es parte inalienable de Yugoslavia, insiste en que hay que evitar el paso de «terroristas» desde Albania y Macedonia y asegura que una acción militar sólo sería admisible si se decidiese en el Consejo de Seguridad, donde Rusia tiene derecho de veto. El presidente de EE UU, Bill Clinton, habló anoche por teléfono con Yeltsin por espacio de 40 minutos. Ambos coincidieron, según fuentes de la Casa Blanca, en la necesidad de encontrar una salida diplomática. El secretario de Defensa norteamericano, Willian Cohen, concretó estas expectativas en la reunión de hoy entre Yeltsin y Milosevic. «Confiamos», declaró desde Varsovia, «en que el presidente ruso hará ver a Milosevic que se está quedando aislado en el mundo y que el mensaje será fuerte e inequívoco». Rusia intenta demostrar que no se puede hablar de buenos y malos.

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