Pujol arremete contra "pesimistas, miedosos y demagogos" en la apertura de "Ara és demà"
El avance de Cataluña es una esperanzadora obra de todos, por eso Pujol arremete contra los profetas de catástrofes, "los pesimistas, miedosos y demagogos". Ése es el mensaje que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, lanzó ayer en la inauguración de la exposición Ara és demà. La exhibición nace con polémica: la oposición la juzga electoralista. No obstante, el Gobierno de CiU ve con ilusión el camino hacia esa Cataluña del futuro que, como el Viaje a Ítaca de Kaváfis, "es un sueño al que no se ha de renunciar y que se convertirá en realidad", según Pujol.
El presidente de la Generalitat caracterizó con precisión la utopía, el sueño al que Cataluña tiene derecho: se trata de un sueño auténtico, "no alocado". Por eso hay que prescindir de los mensajes derrotistas, de aquellos que dicen que el Estado de bienestar está en crisis, que no se sabe cuál será el futuro de la agricultura. "Hay que dejar a un lado demagogias, miedos y complejos de inferioridad", según Pujol. Eso incluye a quienes dicen que la lengua catalana tiene los días contados. "No somos los últimos mohicanos, porque la misma reacción que hay en contra de la lengua y la cultura así lo desmuestra, y ésa es la prueba de nueve de que va bien la normalización", agregó el presidente. "Para preparar el mañana hay que tener confianza, y pocas cosas pueden dar tanta confianza como ver que lo que se ha hecho está bien, que después de sumar y restar el resultado es positivo", subrayó el presidente de la Generalitat. Y de ese momento positivo todos son artífices. "No es necesario que nadie haga ascos ni sombras, porque todos, de una u otra forma, hemos tenido mérito", destacó Pujol. El Ayuntamiento de Barcelona también participa de esos méritos, por lo menos en la transformación de la ciudad, al igual que la Generalitat y toda Cataluña, según Pujol. El tono optimista del presidente de la Generalitat contrastaba con las críticas de la oposición a una exposición que juzga electoralista y que costará 177 millones de pesetas a las arcas públicas y 220 a las empresas patrocinadoras públicas y privadas, publicidad aparte. La exposición durará tres meses, lo que hace prever, según la oposición, una larga campaña electoral. La exposición, en palabras del secretario de Presidencia, Joaquim Triadú, no es "historicista, sino temática". No obstante, empieza con la historia. Un montaje audiovisual recibe al visitante. Todos los líderes políticos salen una vez. Pujol lo hace en tres ocasiones, pero en distintos escenarios: como vencedor de las elecciones de 1980, en compañía del Rey de España y la Reina de Inglaterra, y una tercera en compañía de la reina Sofía y representantes del mundo de la ópera. En la siguiente sala, una vitrina con productos de dieta mediterránea centra la atención del visitante. Pan, aceite, verduras, hortalizas y frutas de plástico rivalizan con modernos paneles y pantallas extraplanas que muestran los avances sanitarios. Una cinta de footing de un conocido gimnasio de Barcelona completa el panorama sobre la salud en Cataluña. Luego le toca el turno a la educación, después a la cultura y al ocio, y a los aeropuertos. Un virtual Boeing de la compañía Ara és demà aterriza en una no menos virtual tercera pista del aeropuerto de El Prat. A lo largo de los 1.000 metros cuadrados de exposición, uno de los puntos que a buen seguro tendrá más éxito será el speakers corner, un punto en el que el visitante, con fondo fotográfico del Parlament, podrá exponer sus puntos de vista mientras la intervención es registrada por una cámara de vídeo Pero antes el visitante tropezará con la sala de las denominaciones de origen. Un escenario "daliniano", en palabras de un alto cargo del Gobierno de CiU: un salchichón gigante colgado del techo y dos enormes muslos de pollo, presumiblemente de El Prat, dan acceso a una pantalla de 360 grados. Allí la idea de Europa y un coro al son del Himno a la alegría despiden a quien visite la exposición desde hoy mismo hasta el 27 de septiembre.
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