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La flota ilegal de Almería da los primeros pasos para su regularización

Tereixa Constenla

La flota pesquera ilegal de Almería camina hacia su regularización. Las diferentes administraciones con competencias pesqueras se han sentado por vez primera junto a organizaciones sectoriales para analizar la viabilidad de reciclar y reabsorber a las embarcaciones que faenan de forma clandestina en nuevas modalidades, de forma que tampoco colisionen con los intereses del resto del sector. Un plan de marisqueo, encaminado hacia la extracción de especies de temporada que ahora mismo carecen de valor comercial, se plantea como la alternativa para sacar de la clandestinidad a numerosos pescadores y erradicar unas prácticas esquilmadoras en el litoral almeriense. Obviamente no hay censos fiables de barcos pirata, pero ya hay 18 embarcaciones de esta flotilla que han mostrado su interés por acogerse a un programa que les situaría dentro de la ley y, si se consolida la viabilidad económica, les depararía mayores garantías laborales. El plan de normalización, promovido por dos asociaciones de armadores de Almería, ha sido bien acogido por los representantes provinciales de las Administraciones central y autonómica, aunque, de momento, prefieren ser cautelosos respecto al éxito. El contacto mantenido ayer se presume el primero de una larga serie de encuentros. El delegado provincial de Agricultura y Pesca, Francisco Ruiz Orta, destacó la propuesta como "una salida racional, desde el punto de vista social y económico, a la flota no regulada que viene operando en la bahía de Almería y que se ve obligada a trabajar en condiciones de persecución y angustia, a la vez que haciendo un daño irreparable al caladero más cercano". Embarcaciones clandestinas La ejecución de un proyecto semejante requiere la adopción de medidas complejas, casi un encaje de bolillos. Sobre numerosas embarcaciones clandestinas pesan expedientes sancionadores, que la Administración no puede borrar de un plumazo. Otro inconveniente reside en las restricciones existentes para faenar en el mar Mediterráneo, ya que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sólo autoriza la pesca a un número determinado de embarcaciones que figuran en un censo. Tampoco resultará fácil salvar el montante económico que necesitará esta flota ilegal para renovarse. Las asociaciones de armadores que han elaborado el plan calculan que el coste de los nuevos barcos podría oscilar entre 15 y 18 millones de pesetas.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

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