La ciencia ambiental europea pide mayor colaboración industrial

La ciencia y la industria deben colaborar para reducir el impacto de sus actividades en el medio ambiente. Para ello es imprescindible identificar las fuentes emisoras de contaminación, qué tipo de productos se vierten, cuál es su proceso de transformación, readaptar la legislación y desarrollar estrategias preventivas. Con estos objetivos se presentaron ayer en París los programas ambientales que financia la UE.

Damiá Barceló, investigador del Centro de Investigación y Desarrollo y coordinador del programa Waste Water Cluster, que reúne a unos 30 equipos de investigación europeos, reclamó en el acto de presentación, con motivo del Día del Medio Ambiente, la necesidad de redefinir los métodos de análisis. "Muchos productos no están regulados", indicó, "por lo que no es posible medir su impacto ni tampoco corregir su uso". Ello lleva a diagnósticos erróneos sobre el impacto ambiental que se traducen en "terapias inadecuadas".Este es el caso, indicó, de productos derivados de detergentes industriales que inducen efectos hormonales (relacionados con el estrógeno femenino) sobre la fauna fluvial. "Estudios realizados en ríos de Inglaterra y Alemania han demostrado que la presencia de nonilfenoles provoca cambio de sexo en algunos peces". Estos estudios se están ampliando ahora en aguas del Duero en Oporto y del río Anoia en Igualada (Barcelona). En ambos casos se ha comprobado una alta concentración del compuesto, que induce efectos estrogénicos.

Los resultados obtenidos en el análisis de 34 ciudades europeas, entre ellas Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia, demuestran cómo episodios, con un incremento puntual de estas sustancias, pueden provocar un aumento de los índices de mortalidad en enfermos con problemas respiratorios y cardiovasculares, así como un incremento de hasta el 5% de ingresos hospitalarios para este tipo de enfermos.