Obras hidráulicas: una apuesta por Andalucía
La Unión Europea alberga en su seno territorios muy dispares en el plano económico y social. El desarrollo y el bienestar de las regiones septentrionales contrasta enormemente con los bajos índices económicos de la Europa Mediterránea. El 3% de tasa de desempleo de algunas regiones de Luxemburgo es la antítesis del paro por encima del 30% que padece Andalucía. Ante esta dicotomía, la Unión Europea articuló los Fondos Estructurales destinados a reducir los desequilibrios entre sus regiones. Los Fondos de Cohesión reparten algo más de dos billones y medio de pesetas desde 1993 a 1999 para favorecer la integración económica y la vertebración territorial en el seno de la UE. Dentro de España, nuestra región es la más necesitada de un importante impulso económico. El PIB y la renta familiar en nuestra comunidad son los más bajos de entre las regiones españolas. A través de los Fondos Estructurales, nuestra región está experimentando grandes cambios en sus infraestructuras de transporte y en la conservación de su entorno natural. Desde la Plataforma del Guadalquivir, consideramos el agua como recurso vital para el desarrollo económico y social de la Cuenca y, por ello, ahora que tenemos recursos hídricos embalsados, es el momento de invertir en infraestructuras hidráulicas. Andalucía, con sus ciclos de fuertes lluvias y sus pertinaces sequías, padece un grave problema estructural que debe solventarse si no queremos perder el tren europeo. El déficit hídrico de la Cuenca del Guadalquivir es el factor económico que estrangula el desarrollo de nuestra región. Es urgente acometer ahora, con la ayuda de Europa, las infraestructuras hidráulicas que precisa la Cuenca del Guadalquivir. La financiación de obras hidráulicas con Fondos Europeos es posible si existe una clara voluntad política del Estado en favor de estas infraestructuras. Y existe un precedente. En Portugal se va a financiar con Fondos Estructurales un gran proyecto hidráulico. En la región del Alentejo portugués, el Ejecutivo luso construirá el embalse de Alqueva con la ayuda de 56.000 millones de pesetas de los Fondos Estructurales. Con esta infraestructura hidráulica, dos territorios deprimidos económicamente, Alentejo y Algarve, tendrán la oportunidad de desarrollar plenamente su sector primario con la puesta en riego de 110.000 hectáreas y potenciar el turismo en sus zonas costeras y de interior. Por lo tanto, ¿por qué no va a ser posible en Andalucía acometer infraestructuras hidráulicas con inversiones de los Fondos Europeos? Por una parte, la tasa de desempleo en Andalucía rebasa el 30% de la población activa, mientras que en el Alentejo sólo es del 11,4% y en el Algarve del 6,3%. Otro hecho significativo es que la extensión territorial de nuestra región es casi tres veces mayor que la del Alentejo y Algarve juntas y, en Andalucía, la producción final agraria es ocho veces mayor que la de las dos regiones portuguesas. A todo esto hay que unir que la densidad de población en Andalucía es de 80 habitantes por kilómetro cuadrado y la media del Alentejo y Algarve es sólo de 45. Con estos datos, es evidente que si el embalse de la Alqueva resulta vital para el desarrollo socioeconómico de estas dos regiones, más aún lo son en la Cuenca del Guadalquivir embalses como los de Breña II, Arenoso o Melonares -declarados por el Estado como obras de interés general- para el futuro socioeconómico de millones de andaluces. Hay otro argumento de gran peso que corrobora estas afirmaciones. El embalse de la Alqueva se utilizará para expandir la agricultura lusa con la puesta en riego de 110.000 nuevas hectáreas. En cambio, en la Cuenca del Guadalquivir, embalses como Breña II, Arenoso y Melonares se utilizarán para reducir el déficit hídrico, garantizando con ello la economía andaluza y el bienestar de los ciudadanos. Si los portugueses han sido capaces de obtener 56.000 millones de pesetas de Europa para el embalse de la Alqueva y han convertido el proyecto en una cuestión de Estado, ¿por qué no seguir el ejemplo de nuestros vecinos? En Andalucía, este recurso potenciará la economía, contribuirá notablemente a mantener miles de puestos de trabajo, a crear nuevos yacimientos de empleo, a asentar la población del medio rural y a conservar el medio ambiente en una comunidad autónoma cuyo 17% del territorio está declarado Parque Natural. La situación económica andaluza, impulsada durante los dos últimos años por la riqueza generada gracias al agua embalsada en nuestras cuencas hidrográficas, necesita estas obras hidráulicas para seguir avanzando. El Ministerio de Medio Ambiente tiene la obligación de apostar decididamente por Andalucía realizando las obras necesarias para garantizar el agua en la Cuenca del Guadalquivir. Este recurso, con el apoyo de Europa y la corresponsabilización de las administraciones públicas, es el elemento clave para garantizar el desarrollo íntegro de nuestra tierra. Precisamente porque consideramos que los proyectos hidráulicos pueden realizarse con ayuda de los Fondos Estructurales, la Plataforma del Guadalquivir ha presentado un programa operativo para revalorizar el entorno socioeconómico de la Cuenca con la construcción del pantano Breña II. Portugal ha dado el primer paso. Andalucía, por su situación económica y social, debería continuar la iniciativa de nuestros vecinos. La Unión Europa tiene que ser, además de la Europa de la moneda única, la Europa social de todos sus ciudadanos. Es prioritario, desde el Ministerio de Medio Ambiente, negociar con el Consejo de Ministros y con la Comisión Europea una política decidida de inversiones hidráulicas en Andalucía igual que los portugueses han hecho con el embalse de la Alqueva. Ésta es la clave, lo único que hace falta es la voluntad política desde las instituciones directamente responsables de los recursos hídricos. En Andalucía, el agua pasa por Europa.
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