España tratará de impedir las 15 ejecuciones de bubis en Guinea

El ministro de Exteriores, Abel Matutes, coordinará una posición común con otros países de la UE para impedir la ejecución de las 15 penas de muerte dictadas en un consejo de guerra sumarísimo celebrado en Guinea Ecuatorial contra miembros de la etnia bubi acusados de traición y terrorismo. Matutes informó ayer que se pondrá también en contacto con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, para que se ejerza toda la influencia posible sobre el dictador guineano, general Teodoro Obiang Nguema.Joaquín Almunia, secretario general del PSOE, lamentó la violación de derechos humanos del régimen ecuatoguineano «que no ha cesado de incumplir las promesas de democratización hechas en los últimos años». Almunia pidió «acciones claras y contundentes» contra las ejecuciones.

España había advertido al Gobierno de Malabo sobre las graves consecuencias que tendrían para las relaciones una sentencia severa contra los cuatro españoles de origen guineano procesados, y que fueron absueltos tras varios meses en prisión al no presentar el fiscal acusación alguna contra ellos. El Gobierno ecuatoguineano acusó al Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) de ser responsable del ataque en el que hubo cinco muertos.

Matutes recibió el mes pasado en Madrid al ministro de Exteriores de Guinea, Miguel Oyono, al que pidió máximas garantías procesales para los acusados, en un gesto que demostrase la voluntad de su Gobierno de iniciar reformas democráticas. Ayer, Matutes expresó su «disgusto y rechazo» por las sentencias y apuntó que los juicios sumarísimos -inspirados en legislación española ya derogada- suelen tener «problemas formales».

El desencuentro entre Madrid y Malabo se puso de relieve recientemente durante la cumbre hispano-marroquí en Rabat. El presidente del Gobierno, José María Aznar, estuvo a punto de reunirse con el presidente guineano, que se encontraba en Rabat de «vacaciones». La falta de sintonía frustró el encuentro, pese a la voluntad de Obiang de normalizar las relaciones.