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Reportaje:

Muebles para exportar

En 1962, Javier Ortubay funda la empresa Kemen, dedicada a la fabricación de cerraduras para automóviles, aprovechando la experiencia que tenía de su antiguo cargo de director técnico de carrocería de Mercedes-Benz de Vitoria. Hasta 1964, la firma alavesa no comienza la que terminaría siendo su principal actividad: la fabricación de mobiliario de oficina. La historia de esta empresa se puede seguir con las líneas de diseño de muebles que han marcado no sólo la expansión del grupo, sino la evolución de la forma de trabajar. En los 35 años que separan las primeras colecciones de muebles K y R y su última línea Knet (iniciales de Kemen nuevo espacio de trabajo), las austeras y pesadas mesas que entonces costaban unas 9.000 pesetas han perdido su papel protagonista en la oficina y hoy los muebles son un conjunto de módulos de las más diversas formas, colores y combinaciones. Los primeros productos de la empresa se realizan bajo patente de la firma italiana Antonio Parma. La escasez de materiales de la década de los 60 y 70 obligaba a aprovechar al máximo los recursos existentes: madera y acero. Los inicios no fueron fáciles, pero un contrato del Banco de Vizcaya para amueblar sus oficinas en la Gran Vía bilbaína animó las ventas. La entidad realizó un pedido de mesas, al estilo de la época, cuando se realizaban muebles grandes, medianos y pequeños cuyo tamaño definía el puesto que ocupaba el trabajador en la oficina. Primeras delegaciones En 1968, cuando la empresa contaba con una plantilla de 80 trabajadores, da el primer paso hacia la expansión y abre delegaciones en Madrid y Bilbao. Ese mismo año, la empresa empieza a mostrar sus muebles en las ferias de Bilbao y Madrid, que le ofrecen contactos con distribuidores. Es el inicio de una red comercial que actualmente integran en España siete delegaciones propias y 42 distribuidores exclusivos y que se extiende hasta Europa, Latinoamérica y Oriente Medio. Otra de las decisiones estratégicas de la empresa se produce en la década de los 70 cuando el presidente y fundador de la empresa, Javier Ortubay, decide cambiar la política comercial del grupo y dedicarse exclusivamente al segmento de mercado medio y alto y concentrarse en el sector privado. "Esto nos obliga a ofrecer una calidad y un afán de superación mayores", señala Juan José Miranda, director general de Kemen. Son los primeros años de los diseños modularese, con los que la decoración de la oficina se convierte en una especie de mecano con diferentes piezas que se pueden armar y conjugar de diferentes maneras. Kemen, siempre con la vista puesta en Italia, el rey del diseño, introduce la modulación en su producción, fabricando bajo licencia de la firma Parma e Figli. La incorporación de la informática al trabajo cambia totalmente la forma de los muebles, que tienen que integrar claves, teclados, pantallas de ordenador y otros accesorios de las nuevas tecnologías. "Hoy un puesto de trabajo es un sitio donde se trata o se crea la información", señala Miranda. La primera línea de Kemen que tiene en cuenta el ordenador es Viktor y que en su versión Quorum, ha pasado a la historia como el mueble más vendido en España. Junto al factor cuantitativo, la empresa obtiene en 1981 el primer reconocimiento a la calidad en la producción, al conseguir el premio Proveedor Cero Defectos. El paso de los años ha ido convirtiendo el mobiliario de oficina en un producto en el que conjugar la estética, la ergonomía, la función del trabajador y la imagen corporativa de la empresa. "Ofrecemos un producto-servicio al cliente, con soluciones personalizadas", comenta el director general. En 1986, la firma crea su primera filial en el exterior, en Francia. A ésta seguirá en 1993, la fábrica Kemen Portugal y una colección de empresas en Latinoamérica que fabrican bajo licencia del grupo alavés. Actualmente, los muebles de Kemen decoran oficinas en Kuwait, Arabia Saudí, Rusia y Chile, entre otros países. Pese a que Kemen cuenta con su propio Consejo de Administración, desde 1992 pertenece a la alemana DLW AF, una fabricante de linóleo que ha crecido comprando numerosas empresas alemanas de diversos sectores y que realizó su primera incursión exterior con Kemen. En 1992, el fundador abandona la empresa, cuyo máximo responsable ahora es Juan José Miranda. No han trascendido las cifras de la operación, que supuso la adquisición del 100% del capital de Kemen por la firma alemana, pero sí que el acuerdo incluía que la compañía alavesa siguiese manteniendo su autonomía y su filosofía, legados de Ortubay. Apuesta por el exterior La firma ha continuado su política de expansión y su apuesta por la exportación. En 1997, ha facturado 5.187 millones de pesetas, un 4% más que el año anterior y ha exportado un 23% de su producción al exterior. Las cifras son especialmente significativas si se tiene en cuenta que la facturación global del sector ha caído un 20% en los últimos cinco años. Con una plantilla de 350 trabajadores, Kemen ha colocado en el mercado la línea Knet, que ha realizado el arquitecto y diseñador suizo Daniel Korb y con la que prevé aumentar su facturación. Con esta colección, la empresa alavesa ha decorado la red de concesionarios de Daewoo en España, la sede de Círculo de Lectores en Barcelona y los Registros oficiales de Guipúzcoa, entre otros encargos. En el exterior, la empresa alavesa se ha hecho con varios encargos de envergadura, entre ellos, el diseño y la fabricación de los 1.400 puestos de trabajo del mayor centro de control aéreo del mundo, en Southampton. Algunas de las últimas adjudicaciones de la empresa son el equipamiento bajo el contrato llave en mano de las oficinas centrales de Coca-Cola en Estambul, por el que competían también las empresas Steelcase y Herman Miller. Unos contratos que permitirán a la empresa líder nacional de mobiliario y organización de oficina alcanzar el objetivo de su Plan Estratégico: exportar un 30% de la producción en el año 2000.

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