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El FMI adelanta que desbloqueará el crédito de 100.000 millones de pesetas a Rusia

La dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a su Consejo de Administración que desbloquee un préstamo de 670 millones de dólares (unos 100.000 millones de pesetas) que está congelado desde enero. Esta decisión es una señal de confianza a los planes del Gobierno ruso para atajar la crisis. Por su parte, la agencia Moody"s ha rebajado la calificación de la deuda y de los depósitos en divisas del país. La Bolsa de Moscú, que había recuperado un 6% el día anterior, perdió ayer parte de esa ganancia, con una caída del 2%.

Un enviado especial del FMI, John Odling-Smee, dio ayer por sentado que el Consejo de Directores del FMI tardará no menos de dos semanas, y puede que incluso un mes, en tomar la decisión formal. Además, aseguró que no se está discutiendo un préstamo especial de estabilización, objeto de especulaciones en los últimos días. Muchos analistas consideran que sólo una inyección urgente de entre 0,75 y 1,5 billones de pesetas desanimaría definitivamente a los especuladores que no han renunciado a apostar contra el rublo.El FMI, no obstante, ha recibido con satisfacción la respuesta del Gobierno y del banco central a la crisis, que ha mostrado, según un documento emitido ayer por el organismo internacional, la determinación firme de sostener al rublo, lo que, junto al control de la inflación, ha sido el principal logro de la política económica en los dos últimos años. Según el FMI, la aplicación plena de estas medidas permitiría reducir este año al 5% el déficit presupuestario y contribuiría a resolver dos gravísimos problemas: la insuficiente recaudación fiscal y el exceso de gastos. En cuanto al segundo, se prevé apretar más el cinturón para ahorrar casi un billón de pesetas.

Destitución

Borís Yeltsin cumplió ayer su amenaza de hacer rodar cabezas para convencer a los inversores de que no se parará en barras para impedir el colapso financiero, que el pasado miércoles llegó a parecer inminente. Después de que el banco central decidiese triplicar la tasa de refinanciación (tipo de interés básico), hasta el 150%, para defender al rublo, el líder del Kremlin intenta demostrar que no se se detendrá ante nada para aumentar los ingresos del Estado. El hacha de Yeltsin cayó ayer, en forma de destitución fulminante, sobre el cuello del jefe del servicio federal de impuestos y los presidentes de la compañía estatal de oleoductos Transneft y la petrolera Rosneft.La responsabilidad en el caos de las finanzas rusas de algunos de los directivos que ayer perdieron su puesto está muy lejos de poderse demostrar. Pero Yeltsin es un líder que se mueve a golpe de gestos, y estaba obligado a hacer alguno. El Gobierno que dirige el inexperto Serguéi Kiriyenko, de 35 años, ha prometido que actuará sin cuartel contra los grandes defraudadores al fisco (ya hay unos 20 en la lista negra), que se agilizarán las declaraciones de quiebra y se confiscarán sus bienes si no pagan.

Algunas de estas compañías, como los monopolios del gas, la electricidad y los ferrocarriles, ya han dicho que pasarán por caja. Kiriyenko ha anunciado además que, de aquí a fin de año, el Estado se deshará de sus participaciones en 10 empresas de primera línea, lo que aumentará la recaudación en 400.000 millones.

La política de gestos tiene, no obstante, una eficacia limitada cuando se enfrenta a la cruda realidad. La Bolsa, que ha perdido en lo que va de año la mitad de su valor, y que el jueves se recuperó un 6%, no siguió ayer por el buen camino, sino que descendió en torno al 2%.

Probablemente tuvo bastante que ver en ese rebrote del pesimismo la decisión de la agencia Moody"s de rebajar la calificación de los activos financieros rusos denominados en divisas desde Ba3 a B1, lo que con toda probabilidad supondrá que será más difícil, y caro, conseguir dinero.

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