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Gingrich dinamita la política de Clinton y apoya a Netanyahu en Israel

Puede ser el comienzo de la campaña para las elecciones legislativas norteamericanas de otoño, el contagio de la intransigencia de Benjamin Netanyahu, el «síndrome de Jerusalén» o todo a la vez, pero lo cierto es que las últimas declaraciones de Newt Gingrich han provocado tremenda irritación en Washington. Sobre todo una en la que el presidente republicano de la Cámara de Representantes, que estos días visita la Ciudad Santa, acusa a Madeleine Albright de ser «una agente de los palestinos».

Los portavoces de la Casa Blanca y el Departamento de Estado cargaron ayer con sus proyectiles más pesados contra Gingrich. «Acusar a la secretaria de Estado de estar al servicio de una fuerza extranjera es un insulto escandaloso, sin precedentes en nuestra historia», dijo James Rubin, del Departamento de Estado. Rubin añadió que el entusiasmo con el que Gingrich apoya al Gobierno derechista de Netanyahu en su desafío a la Casa Blanca «mina los esfuerzos para hacer progresar en Oriente Próximo los intereses nacionales de EE UU».El comentario de Gingrich sobre Albright, según Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca, es «muy ofensivo», e introduce «un alto grado de partidismo» en la política exterior de EE UU. Desde Jerusalén, donde al frente de una delegación del Congreso participa en los actos del 50º aniversario de Israel, Gingrich no desmintió haber hecho el comentario, pero aseguró que la secretaria de Estado es «muy buena amiga» suya.

Gingrich también ha enfadado a los palestinos al proclamar que Jerusalén es «la capital eterna e indivisible» de Israel e insistir en que la Embajada de EE UU debería trasladarse desde Tel Aviv a esa ciudad. Pese a ello, Yasir Arafat recibió ayer al líder republicano en la ciudad cisjordana de Ramala.

Gingrich, muy discreto en sus comentarios públicos desde que el pasado año recibió una reprimenda y una multa de la Cámara de Representantes por comportamientos poco éticos, ha decidido volver a ser el lenguaraz caudillo conservador. Antes de viajar a Israel, participó en un mitin en Phoenix (Arizona) en el que comparó EE UU con el imperio romano en vísperas de su descomposición. Como la vieja Roma, Estados Unidos, según Gingrich, está «corrompido por el dinero extranjero, la ambición personal y políticas tan viciosas que provocan la muerte de personas».

Gingrich atacó en Arizona a Bill Clinton por el hecho de que su campaña electoral en 1996 recibiera dinero de China y por todo lo relacionado con el escándalo Monica Lewinsky . «Vivimos», dijo, «tiempos muy tristes y sombríos».

EE UU celebrará el próximo noviembre elecciones en las que renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. La belicosa actitud de Gingrich puede enmarcarse en una batalla para mantener el control de ambas cámaras.

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