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El colegio farmacéutico propone crear una fábrica de genéricos en Valencia

El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, Salvador Ibáñez, está en plena campaña electoral -el próximo 7 de junio se decidirá si continúa al frente de la organización-. Pero pase lo que pase ese día, acaba de lanzar una propuesta que espera que se lleve a la práctica con el apoyo de los boticarios: "Crear en Valencia una industria de medicamentos genéricos". Emilio Monte, presidente de la empresarial farmacéutica (Farval) aplaude la idea, pero dice que habrá que buscar una compensación al ahorro que supondría.

Hace más de un año que el Colegio de Farmacéuticos de Valencia considera "roto" el pacto firmado el 4 de enero de 1996 con la Consejería de Sanidad para reducir el gasto farmacéutico. Aquel pacto, cuya ruptura forzó la Administración al rebajar el margen de beneficios para los farmacéuticos desde un 30% hasta el 28%, apostaba por la dispensación de medicamentos genéricos, mucho más económicos que los de marca comercial, con el común argumento de que "lo que cura no es la marca, sino el principio activo". En la práctica, el acuerdo suponía que los farmacéuticos se comprometían a dispensar el medicamento más barato de los que tuvieran disponibles en ese momento (si de un mismo fármaco existen varias marcas de distinto precio, optar por el más barato). Pero alguien se olvidó de consultar con los médicos, que son los que finalmente prescriben las recetas. Por una parte, el farmacéutico no puede modificar la receta prescrita por un facultativo. Por otra, la implantación de los genéricos requiere la aceptación por parte del usuario, acostumbrado a consumir determinados fármacos (habituarse a la amoxicilina, por citar un ejemplo, llevaría su tiempo). Pero el principal problema es la escasa disponibilidad de genéricos, pese a que algunas grandes multinacionales han comenzado a apostar por ellos. Industria propia Salvador Ibáñez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valencia desde hace 16 años, encargó recientemente un estudio de viabilidad para implantar en Valencia una industria de genéricos con el fin de que los boticarios dispensen fármacos en cuya fabricación colaboren ellos mismos, a través de un acuerdo con un laboratorio especializado o mediante su participación en el accionariado de la hipotética fábrica. Ibáñez, que no descarta la creación de un laboratorio, calcula que haría falta una inversión inicial cercana a los 200 millones. Emilio Monte, presidente de la patronal farmacéutica valenciana (Farval) se mostró ayer sorprendido por la iniciativa, que discretamente aplaude con un matiz: "Comparto la idea de racionalizar el gasto, pero nos enfrentaremos a los usuarios. El precio medio de los medicamentos acabará bajando y habrá que buscar el modo de compensar a los boticarios", señala Montes, en referencia a los márgenes de beneficio. Su opinión es que será difícil competir con las multinacionales que ya han comenzado a fabricar genéricos (Bayer, Normon y Glaxon Wellcome, entre otras) aprovechando la caducidad de las patentes. Fabricar un genérico requiere que el medicamento original esté registrado hace más de 10 años y debe quedar demostrada su bioequivalencia, es decir, que sea intercambiable biológicamente por el original o realice el mismo efecto que el producto de referencia.

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