Habibie promete elecciones en Indonesia antes de un año y empieza a liberar presos políticos
El presidente Yusuf Habibie entró ayer decididamente en la senda de la reforma al prometer que Indonesia celebrará elecciones generales en cuanto sea posible, probablemente en el plazo de un año, y empezar a liberar a los presos políticos del antiguo régimen, dos de los cuales saldrán hoy a la calle. Anoche, Habibie se dirigió a la nación, por tercera vez en su quinto día de mandato, para remachar que le recuperación de la economía es la máxima prioridad nacional, que habrá profunda reformas política y que las demandas del pueblo serán atendidas.Habibie salió en antena al fin de una jornada en la que los mercados no fueron sensibles a sus esfuerzos: la rupia ganó casi un 10% con respecto a la cotización del viernes, pero la Bolsa perdió el 1,25% de su valor. La economía es la máxima prioridad pues de su estabilidad depende el futuro del país. El presidente aseguró que habrá provisión suficiente de los nueve productos básicos (que van del arroz al aceite pasando por las patatas o el azúcar) y que buscará un cambio razonable de la rupia y el control de una inflación que los analistas estiman puede oscilar ente el 45% y el 100%, suficiente para volver a poner al país en llamas.
Habibie agradeció la contención popular en los últimos días y repitió, como para marcar distancias con su predecesor, que luchará sin cuartel contra la corrupción, el nepotismo y el abuso del poder, tres peculiaridades del viejo sistema. Como en su discurso de toma de posesión, prometió una profunda reforma del sistema económico, político y legal, en lo que se inscriben sus planes de celebrar elecciones democráticas de aquí a un año, una experiencia desconocida en el cuarto país mas poblado de la tierra.
Libertad para presos políticos
A esos planes de reforma corresponde lo ocurrido por la mañana en la cárcel de Cipinang, en Yakarta, donde están recluidos dos docenas de presos políticos. Cipinang era desde la mañana un hervidero de gente. A los familiares y seguidores de los reclusos políticos cuya liberación se esperaba, se fueron sumando curiosos hasta formar un grupo de unas 2.000 personas a primera hora de la tarde, cuando Bintang Pamungkas y Muchtar Pakpahan se asomaron a la balconada de la prisión para saludar a sus fieles. Bintang, condenado a 34 meses por hacer un chiste sobre Suharto en Alemania, dijo a los reunidos que algún día el ex presidente será llevado a los tribunales, lo que fue música celestial para los que estaban fuera.
La negociación de la libertad fue un tortuoso proceso, pues Bintang y Pakpahan, condenado a cuatro años por instigar una revuelta de trabajadores, se negaban a que en el decreto apareciera la palabra amnistía. Por eso, tras haber hablado a los de la calle y haber concedido una conferencia de prensa, ambos volvieron tras las rejas, a la espera de que esta mañana llegue el decreto de libertad redactado en los términos impuestos por ellos. Bintang es el líder del ilegal Partido de la Unión Democrática, cuya bandera hacía ondear ayer un militante a las mismas puertas de la cárcel, algo impensable tan sólo 24 horas antes.
Los dos liberados ayer condicionaron su salida de la cárcel a la libertad de todos los presos políticos, entre 200 y 600, según las fuentes. Así quedó establecido en un pacto de caballeros con el ministro de Justicia, Muladi, que se comprometió con sus interlocutores a tener las cárceles vacías de ese tipo de presos en un plazo máximo de dos meses. Con vistas al proceso de liberación, los presos se van a dividir en tres categorías. La primera afecta a los encarcelados por delitos de opinión, de reunión y por defender derechos humanos. Estos son la mayoría y serán los primeros en ganar la calle. Dentro de la segunda se encuentran los que están implicados en conflictos armados, «que lo son debido a la política de seguridad que lleva a cabo el Ejército», según Bintang, «pero que en realidad luchan por los derechos humanos». Y la tercera y última categoría engloba a los encarcelados por su implicación en el golpe comunista de 1965, a quienes Suharto condenó expresamente a morir en la cárcel al hacer para ellos una excepción en la ley que fija un cumplimiento máximo real de 20 años de prisión. Por comunistas, hay cuatro encarcelados en Cipinang.
Tiempos difíciles
A la familia y amigos de Suharto le esperan tiempos duros y difíciles. El ayuntamiento de Yakarta ya ha anulado la concesión de la distribución de agua en estas ciudad de unos diez millones de habitantes porque se concedió el servicio a una compañía de un hijo del ex presidente y otra controlada por un amigo de Suharto sin que hubiera concurso. Los habitantes de Yakarta tienen la precaución de hervir el agua que les proproporcionaban estas dos compañías.
Mientras el país busca estos días su camino a la normalidad, el Ejército sigue investigando la muerte de seis estudiantes a primeros de mes por soldados teóricamante bajo el mando del ahora destituido general Prabowo Subianto, yerno del ex presidente.
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