Un programa forma a militares para afrontar las drogodependencias dentro de las FF AA
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción define los factores de riesgo en el cuartel
Las Fuerzas Armadas constituyen un ámbito difícilmente ajeno a las drogodependencias: en sus actividades cotidianas están presentes riesgos de todo tipo, derivados de factores como el manejo de armas y de material, además de otros como la tensión, responsabilidad, juventud, imitación de grupo, etcétera. Para controlar ese panorama, las FFAA y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) forman mediadores para afrontar el problema, con vistas a la próxima profesionalización de los cuerpos armados. El próximo día 28 se clausura en Madrid el primer curso.
«Las Fuerzas Armadas españolas se nutren de la sociedad y, por tanto, el peligro de las drogas viene junto con el soldado», dice Valentín Alonso, capitán de Artillería, asesor del Coordinador sobre Drogas del Ministerio de Defensa y vocal asesor del Observatorio Español del Plan Nacional sobre Drogas.«Sin embargo, dado que las Fuerzas Armadas van hacia la próxima profesionalización», añade Alonso, «se ha visto la conveniencia de que el curso de formación de mediadores se haga con personal profesional y no con el de reemplazo, porque así garantizamos una eficacia a medio plazo y también incluso salidas laborales a aquellos militares que acaban abandonando las Fuerzas Armadas e integrándose en la sociedad civil: poseer tecnificación en drogodependencias les será útil».
En el dispositivo actual de prevención, no hay prueba de alcoholemia como tal en los cuarteles, sino periódicos estudios epidemiológicos y analíticas de orina. «No queremos una caza de brujas», señala Alonso.
Esos estudios y analíticas se realizan de improviso, y van dirigidos a aquellos militares que realizan tareas de responsabilidad especial: vigilancia, conducción de vehículos. «A nadie se le concede el carné de conducir si da positivo», indica Alonso.
Según datos de agosto pasado, más de un 10% de la marinería dio positivo en la analítica de droga en orina. En cuanto al hachís, perros especializados olfatean las taquillas en los cuarteles. «A veces los olores se adhieren a la ropa de paisano con la que el soldado ha estado el fin de semana en una discoteca».
Mejor prevención
«Sabemos que el consumo de drogas no va a desaparecer en las Fuerzas Armadas ni en otros grupos sociales», dice Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, «pero de lo que se trata es de que los militares profesionales sepan manejar mejor la prevención y los factores de riesgo».Entre las condiciones favorables a la drogadicción en las Fuerzas Armadas, Megías cita: el tiempo vacío; la presión del grupo; no saber enfrentarse a situaciones de tensión; la separación entre la vida de cuartel y la libertad de la calle. «Sabemos que se consume drogas por una serie de riesgos», señala. «Lo que intentamos es que lo necesiten menos».
Los expertos constatan que los fines de semana son especialmente peligrosos para el uso de drogas por parte de los soldados, al fin y al cabo población joven. Sin embargo, no hay cifras sobre consumo específico de drogas de síntesis como el éxtasis en discotecas frecuentadas por soldados de paisano. En cualquier caso, los especialistas atribuyen mucho más riesgo al consumo indiscriminado de alcohol, tanto en personal militar de reemplazo como profesional.
El curso lo han seguido 25 alumnos, con graduación de teniente a comandante, estrato que se considera en contacto directo con la tropa. Desde 1995, había ya cursos informativos sobre drogodependencias en las Academias Militares y centros de formación militar, fruto de un convenio con Defensa firmado por el entonces director de la Fundación de Ayuda contra la Drogadición y prestigioso militar democrático, teniente general Manuel Gutiérrez Mellado.
En 1996, hubo cursos de prevención en la Academia General Militar, Escuela Naval Militar, Academia General del Aire y Escuela de Suboficiales de la Armada.
El actual curso de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción se integra en el Plan de Calidad de Vida de Tropa y Marinería de las Fuerzas Armadas, que gestiona las estrategias culturales, educacionales y laborales del personal militar.
La idea es que los diplomados puedan a su vez formar en su ámbito profesional grupos de mediadores, de tal modo que en breve plazo funcione ya una red de especialistas que sepan efectuar análisis de situación y sobre todo que gestionen sus propios programas. La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción prevé asesorar a esos expertos, pero no entrará directamente en los cuarteles: la responsabilidad sobre drogodependencias queda pues para los especialistas militares.
La profesionalización de las Fuerzas Armadas españolas constituye, para la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, una oportunidad de mayor eficacia en la lucha contra las drogodependencias.
«Las Fuerzas Armadas profesionales», dice Megías, «van a ser estructuradas como una empresa. Los militares, al no ser ya de reemplazo, no verán su ejercicio como un paréntesis en su vida, sino como su trabajo, y querrán lograr más eficacia y contar con posibilidades de promoción. El conocimiento sobre drogodependencias será muy rentable».
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