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González dice que el juicio de los GAL es una operación política que beneficia a ETA

Pilar Bonet

El ex presidente del Gobierno Felipe González lamentó ayer que se haya involucrado al Tribunal Supremo en el juicio de los GAL, ya que es "un proceso político" cuyo único beneficiario es ETA. El dirigente socialista, presente en la entrega del premio Carlomagno, que él ya recibió, ve normal la reaparición de los guerristas en el debate abierto en el PSOE tanto con la convocatoria de primarias como con los acuerdos para pactar candidatos con otros partidos. Para él, esa discusión sería "refrescante" si se fomentase con "coherencia".

Ante un grupo de periodistas españoles, González aludió al juicio de los GAL, que se inicia el lunes, lamentando que "al Tribunal Supremo le coloquen en una situación que tiene su origen en una operación política" que, según dijo, se negaba a calificar. En su opinión, se está planteando un problema político camuflado con procedimientos penales: "Se trata de una técnica de lucha por el poder espuria, cuyo beneficiario es quien se legitima, ETA, y eso lo pagará el país y el Gobierno que lo ha consentido".Según González, con veinte años de adelanto con respecto a las negociaciones del Ulster, la democracia española hizo todo lo que podía hacer, diálogo y amnistía incluidos, para resolver el problema de ETA y la violencia.

El ex líder socialista se manifestó en contra del diálogo con ETA tal como éste se plantea hoy. Según dijo, ofrecer a la organización terrorista la posibilidad de diálogo cuando deje las armas es ofrecerle la posibilidad de que deje de matar cuándo y dónde quiera, sabiendo que mantiene en sus bolsillos como mínimo las llaves de la cárcel.

González agregó que el hecho de que se hayan cometido errores tanto en la etapa de Adolfo Suárez como en la socialista no justifica que se sigan cometiendo ahora e indicó que la propuesta del lehendakari Ardanza es una modificación del agotado modelo del Pacto de Ajuria Enea, que va exactamente en la dirección contraria y que llevará a una mayor impunidad para que ETA siga matando.

En relación al conflicto que agita en estos momentos al PSOE, González reconoció que no había tenido conocimiento previo del pacto entre los socialistas y Nueva Izquierda para que Cristina Almeida sea la cabeza de lista de Madrid en las elecciones autonómicas. Luego confesó que, al enterarse, le pareció una buena idea, a tono con el espíritu de apertura y de adaptación a los cambios que han supuesto las elecciones primarias en el PSOE.

González opinó que hay que saber aprovechar y utilizar la corriente de las primarias, pero subrayó que carece de sentido común organizarlas para todo. "Si hay un solo candidato, no debe haber primarias porque suena a otra cosa, es un plebiscito. Cuando se pacta con otro partido, las primarias orgánicas no tienen sentido porque no tienen ninguna buena posibilidad de respuesta".

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El ex secretario general del PSOE abogó por que en un acuerdo entre dos fuerzas la prolongación de las primarias debería ser el lanzamiento de una plataforma de participación ciudadana que pudiera desbordar la frontera de los partidos. González considera normal que, en el movimiento de cambio que vive el PSOE, personas cercanas a Alfonso Guerra quieran ocupar parte del espacio político, y señaló que situaciones de esta naturaleza serán habituales en el proceso de las primarias. Agregó, no obstante, que sería más lógico que lo hicieran bien. Para González, Guerra y sus allegados tienen "tanto derecho como cualquier otro" a inmiscuirse en el proceso, pero "con coherencia porque, si ésta existe, la lucha puede ser refrescante para la vida política". Y precisó: "Él tiene su propia coherencia".

El ex presidente se mostró más partidario de la selección de candidatos por primarias que de que "haya un tarugo que diga éste es y nadie lo discute". El político español aprovechó su presencia en la entrega de este año del prestigioso galardón Carlomagno para entrevistarse con el jefe de la diplomacia alemana, Klaus Kinkel, sobre la situación en la ex Yugoslavia, incluido Kosovo y Montenegro, lugar este último donde González cree detectar un nuevo peligro al que aún no se ha prestado atención.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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